Belmond mantiene sobre raíles las leyendas art-decó que el Orient Express atravesó por Europa
Por Marta Martínez
Nada más puso un pie en el tren, el reconocido detective Hércules Poirot ya tenía sus sospechas; doce, en concreto. Una por cada extravagante pasajero que fue subiendo a bordo de aquel lujoso vagón donde, caída la noche, tuvo lugar uno de los crímenes más icónicos de la literatura moderna.
Si la trama de “Asesinato en el Orient Express” (1927) es altamente reconocible, lo es más el lugar donde se ubica. Los suaves salones de terciopelo, el resplandor del techo acristalado o el brillo de pasillos cielorrasos iluminados por los tonos pastel… Agatha Christie logró convertir en auténtico protagonista de su célebre novela de misterio al raíl transeuropeo, inaugurado cuatro décadas antes de que la escribiese.
Fue en París, el cuatro de octubre de 1883. El tren más fascinante del mundo partió rumbo a Constantinopla con cuarenta afortunados que habían comprado el billete de ida y vuelta. Un único viaje de siete días que redefinió por completo la percepción de la distancia en Europa. A día de hoy, Belmond es de las pocas firmas que continúa diseñando experiencias a modo de colección exclusiva, tanto como los vagones Pullman de fastuosa decoración Art Déco que componen sus trenes.
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