Sudar nunca ha tenido tanto glamour como en el lujoso gimnasio que Atelier Biagetti diseñó, para hablar de una de las mayores obsesiones de la sociedad contemporánea. Disecan y deconstruyen la funcionalidad de los objetos para luego reconfigurar los códigos que antes parecían estrechamente sedimentados.
Alberto Biagetti y Laura Baldassari convierten un concepto en una dimensión estética, que exige acción e interacción al no ser solo elementos estáticos, sino testigos de acciones que registran nuestro comportamiento y nuestra historia.
¿Quién está detrás del Atelier?
AB: Estoy yo, arquitecto y diseñador, que Fundé Atelier Biagetti para concentrarme de forma independiente en la experimentación interdisciplinaria, cruzando los límites entre el arte, la arquitectura, el diseño y el cine, con especial atención a los roles cambiantes de los mundos físico y virtual.
¿Qué te llevó de la ópera al diseño?
LB: Me gradué en canto de ópera y estudié arte vocal y, al mismo tiempo, asistí a la escuela de bellas artes de la Accademia di Belle Arti di Bologna. En 2013 iniciamos la colaboración con la exposición “Hace un minuto” comisariada por Gabi Scardi en Galleria Riccardo Crespi, y luego con Maria Cristina Didero en el Proyecto Trilogía en el que entendimos que había una conexión fundamentalmente fuerte entre nuestras formas de expresarnos. . Desde ese momento, comenzamos a imaginar una nueva forma de trabajar alrededor y con objetos, incluidas instalaciones y actuaciones, con la idea de desafiar el sistema para que coincida con nuestras visiones, habilidades y herramientas personales.
¿Cómo es trabajar juntos?
Es fundamental para nosotros hacer un seguimiento de lo que está sucediendo en la sociedad para poder responder a los cambios. Trabajar juntos y aprender sobre los campos del otro nos ha abierto tantas puertas a los dos, que la identidad del trabajo de Atelier Biagetti es realmente la fusión perfecta de estos dos mundos. Cuando trabajamos juntos nos consideramos más directores que diseñadores. Juntamos objetos, espacios y el cuerpo para crear un cortocircuito emocional que sugiere una narrativa y vivencias.
¿Por qué decidisteis diseñar piezas relacionadas con la obsesión por el culturismo?
Body Building, comisariada por Maria Cristina Didero, se inició en 2015. Pretendíamos crear un sutil cortocircuito entre las expectativas y la realidad que nos llevó en un viaje desde nuestras ideas preconcebidas de equipos de gimnasio hardcore hasta la realidad del lujo, muebles e iluminación hechos a mano, únicos en su género.
¿En qué os inpirastéis?
En el mundo que nos rodea, en el comportamiento humano y en las mayores obsesiones de la sociedad contemporánea, porque siempre hemos pensado que los objetos en sí no son tan interesantes sin una historia detrás de ellos, y lo que sucede alrededor de los objetos es más importante que los objetos mismos. Nos gusta pensar que nuestros objetos ayudan a desencadenar una nueva dimensión de conciencia.
En Body Building 2 habéis empleado materiales sostenibles
Sí, es el segundo episodio y cuenta con muebles y equipos de gimnasio reales. Las piezas, diseñadas para ayudarte a sudar, rinden homenaje a sus antepasados de lujo de 2015. Cada una está cubierta con una piel BIOVEG dorada hecha de poliéster reciclado de botellas de plástico, lo que le da una sensación de lujo (o al menos una buena dosis de brillo) a su entrenamiento mientras patrocina una ética ecológica a través del uso de materiales eco-sostenibles.
¿Qué idea guio esta segunda serie?
El convertir el concepto original en una dimensión estética completamente virtual, en la que nuestros objetos se congelaban en oro esperando ser elegidos y comprados; solo estas acciones pueden permitir que cada objeto sea real: se crean a pedido.
¿Por qué NO SEX puede considerarse el segundo volumen de BODY BUILDING?
NO SEX es el segundo volumen de la Trilogía, comisariada por Maria Cristina Didero. Los tres episodios (Body Building, No Sex y GOD) exploran diferentes aspectos del comportamiento y las obsesiones humanas en un examen del mundo que nos rodea, de la sociedad en la que vivimos y de las manías y modas de la vida contemporánea.
¿Cuál es la diferencia entre ellos?
Body Building examinaba el poder y la belleza a través del tema aparentemente superficial del cuerpo humano y NO SEX aborda la psicología humana en el sentido freudiano a través del primer elemento básico: el sexo. La clínica NO SEX ofrece un santuario para restablecer tu equilibrio interno: para «desintoxicarse o retocarse» de una sobredosis o abstinencia.
¿Por qué decidisteis comenzar a diseñar entornos inmersivos completos?
Porque todos actuamos en un «teatro de realidad extendida» en el que la sociedad que nos rodea es mucho más rápida que el arte o el diseño. Los objetos que inundan nuestros espacios físicos registran y narran nuestro comportamiento y son testigos de acciones que tienen lugar en ese entorno más natural, privado y fértil: el hogar. Entonces, consideramos que los objetos que creamos no son estáticos, exigen acción e interacción, una relación emocional.
Las instalaciones están llenas de pistas, en las que los objetos que habitan el espacio se convierten en actores de una posible escena, cuestionando el espacio que los rodea y los hábitos relacionados con él.
En ocasiones, habéis diseñado los entornos en colaboración con diferentes firmas
Es fundamental narrar una historia y construir una experiencia exclusiva. Con Gufram, imaginamos una discoteca increíble para experimentar la idea de un espacio entre el pasado y el futuro; con Louis Vuittonrazonamos en torno a la idea contemporánea de viaje. Para Valextra trabajamos por un concepto sobre el juego de los Juegos Olímpicos de Tokio, combinando la elegancia y la alta artesanía de la marca…. Nos encanta la idea de experimentar junto a las marcas, e investigar nuevos espacios entre disciplinas, el resultado puede ser un espacio, un objeto o una experiencia.