La película de Sylvie Ohayon rinde homenaje a las mujeres que están detrás de las grandes creaciones de moda
La película “Alta costura” dirigida por Sylvie Ohayon muestra otro punto de vista del mundo de la alta costura: las costureras que están detrás de los grandes diseños. En ella, se recrea el taller de la Maison Dior a través de la historia de dos mujeres de generaciones y culturas distintas, interpretadas por Nathalie Baye y Lyna Khoudri. Otros integrantes del reparto son: Pascale Arbillot, Claude Perron, Soumaye Bocoum, Adam Bessa, Clotilde Courau, Alexandrina Turcan y Romain Brau. La película se estrenará en cines el 22 de julio
“Esther es la jefa de taller de la Maison Dior y participó en su última colección de Alta Costura antes de jubilarse. Un día, Jade, de 20 años, le roba el bolso en el metro. Pero la joven está arrepentida de lo que ha hecho y decide devolver el bolso a su propietaria. A pesar del incidente, a Esther le intriga el comportamiento de la joven. Está convencida de que tiene talento y le ofrece la posibilidad de incorporarse a los talleres de la Maison Dior como aprendiza. Es una oportunidad de transmitir a Jade un oficio que siempre se ha inspirado en la belleza del gesto…”
Declaraciones de Sylvie Ohayon, directora y guionista
¿Este proyecto encierra claves autobiográficas?
Al igual que mis libros, que son bastante personales, está claro que la película tiene una faceta autobiográfica. Pero sobre todo, aborda temas que me preocupan en este momento. Hace 14 años me volví a casar con un hombre que tenía una niña pequeña de la que me ocupé como si fuera mi propia hija. Esa situación tuvo consecuencias en mi relación con mi hija biológica que estaba resentida conmigo y que, a los 13 años y medio, se fue a vivir con su padre. Esta experiencia como madre se combinó con otro factor: mi gran patriotismo. Este amor por Francia, que ya expuse en mi primera película, se basa en mis raíces y en mi educación. Recuerdo, por ejemplo, que en casa de mis abuelos estaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Así que este proyecto es el resultado de una relación que se tuerce entre madre e hija, de una madrastra que cumple con su deber y del amor que siento por mi país.
¿Cómo has encajado el mundo de la alta costura en el guion?
Un día, una amiga mía, de familia de la alta burguesía, buscaba un vestido de novia. Pero se había quedado embarazada antes de la boda, una circunstancia muy mal vista en su entorno. La llevé a un taller de Alta Costura, al que tenía acceso en aquella época, y nos recibieron las costureras. Les pregunté qué podíamos hacer para camuflar su tripa y me llamó la atención el sorprendente contraste entre la agilidad de sus dedos y su lenguaje de camionero. Fue entonces cuando les escuché decir “lo que cuenta es el gesto”. Esa frase se me quedó grabada y me dije que había que rendir homenaje a esas mujeres, a ese oficio.
¿Te documentaste sobre la casa Dior?
Existe una literatura bastante prolífica sobre el tema y sobre la obra de Monsieur Dior. También hubo una exposición en el Museo de las Artes Decorativas que dio a conocer toda una gramática, una historia, una tradición. Así que me documenté con cinco grandes libros y algunos documentales magníficos. Dior era homosexual en una familia extremadamente burguesa y sublimó sus impulsos sexuales transformándolos en impulsos creativos. Cuando terminó la guerra, diseñó vestidos con mucha tela para romper las restricciones. Creó un lenguaje para sortear tabúes sociales y familiares.
¿Dónde rodaste las escenas de taller?
Reconstruimos un taller antiguo en un ministerio en desuso. Las condiciones de iluminación que exige el minucioso trabajo de costura en los talleres reales requerían una luz pura y también una neutralidad inmaculada. Quería inyectar más poesía a la decoración, así que recurrí a algo más teatral, como existía n los primeros talleres de Monsieur Dior en la rue François 1er.
¡Quería dorados, molduras, que mi taller tuviera un aire “versallesco”! Gran parte del mérito le corresponde de mi jefa de diseño que ha hecho milagros a pesar de nuestros recursos limitados. Se puede decir que, al igual que mis costureras, creó belleza con sus manos.