La sutileza recorre y envuelve los oníricos paisajes que forman la obra de Alejandro Campins, en los que técnica, experiencia personal e imaginación se unen para crear atmósferas que reclaman unos vacíos que se completan a través de la sutileza. Con el espacio como protagonista, sus lienzos hacen una magistral puesta en escena de un trazo y composición muy sensibles y seguros al mismo tiempo, conectando el pasado con el futuro, el recuerdo con la imaginación y la belleza con el arte. El pintor logra como resultado grandes relatos a través de «sencillas formas» en los que refleja sus inicios en Cuba. Alejandro Campins ha expuesto en la feriaARCO 2022 y 2023 de la mano de la Galería Elba Benítez
Naciste en Cuba, pero actualmente vives en Madrid. ¿Cuánto hay de Cuba en tus obras?
Mucho. En apariencia, mi obra está muy conectada a una visualidad más universal, pero creo que sí. En algunas obras hay una clara temática cubana. No solo desde la formación que tuve, ya que las dos escuelas de arte en las que estuve fueron en Cuba, sino en la manera de pintar o la metodología que uso. El entorno o la precariedad de Cuba se ve en mis obras. El resultado visual de la pintura tiene mucho que ver con cómo vemos la ciudad de Cuba, cómo vemos las paredes o el entorno.
¿Qué aporta Madrid en tu obra?
Aporta mucho, aunque todavía estoy en ese proceso. Solo llevo cuatro años aquí y no estoy forzando las cosas para hacer obras que tengan que ver con mi experiencia en Madrid, pero creo que eso saldrá en algún momento. Es un proceso de entender dónde estoy. Madrid es un lugar que me motiva mucho. La geografía castiza, por decirlo de alguna manera, es muy motivadora para mí y se que aparecerá en algún momento en mi obra. La ciudad, su gente, los pueblos…
Tu obra da lugar a un profundo relato a través de formas sencillas. ¿Cómo consigues eso? ¿De dónde nace ese poderoso significado?
Ha sido un proceso. En mis obras más tempranas de hace unos 10 años, se ven composiciones mucho más recargadas, con animales y personajes, mucho más narrativa. Poco a poco me fui proponiendo hacer una obra narrativa, pero con menos elementos. El hecho de que más tarde fuese personalmente a lugares y viviese esa experiencia me hizo captar mejor la esencia de esos lugares, a través del contacto que tuve con ellos, y eso se ve reflejado en la pintura que hago después.
Mi obra comienza en el momento en el que decido viajar