Alberto y Annette Giacometti: hasta el infinito y más allá

Por Pilar Gómez Rodríguez

La Fundación Giacometti desarrolla siempre una frenética actividad  en torno a la obra del artista que le da nombre, pero más en este año en el que celebra un doble aniversario. De efemérides alrededor del creador incombustible y de la imprescindible Annette Giacometti hablamos con Thierry Pautot, jefe de investigación de la fundación y comisario de una exposición que recuerda la singular relación. 

Este 2023 la Fundación Giacometti celebra por partida doble. La persona que con mayor intensidad trabajó por ella, por su creación, Annette Giacometti, hubiera cumplido cien años. Ella fue protagonista y responsable de buena parte de la obra del mítico artista suizo; su facilitadora. Sin ella, Alberto Giacometti hubiera sido un buen artista, un gran artista y el artista inmenso que fue, pero no hubiera sido el mismo. Ella lo transformó y lo acompañó. Cuando murió Giacometti en 1966, se dedicó con bravura a promover la obra de su marido y a defenderla hasta el infinito. No pudo ver en vida la creación de una institución que respondiera a ese mismo espíritu. Murió en 1993 y la Fundación Alberto y Annette Giacometti echó a andar a finales de 2003. Ese es el otro aniversario que celebra: veinte años promoviendo con pasión y profusión la obra del creador suizo a través de exposiciones del Instituto Giacometti de París o colaboraciones con otras entidades museísticas dentro y fuera de Francia. Algunos ejemplos de ello son la primera retrospectiva que hasta el 7 de octubre se puede ver en el Museo de Arte de Tel Aviv o  la que acoge el Centro de Arte Moderno Gulbenkian en Lisboa para analizar las conexiones entre las obras de Alberto Giacometti y Rui Chafes hasta el 18 de septiembre, pero hay muchos más. 

02 The Nose 1947
Alberto et Annette Giacometti dans latelier 1951 photo Alexander Liberman

En casa, en el Instituto Giacometti de París, se queda la muestra, abierta hasta finales de septiembre, Annette en plus Infiniment, cuyo título recuerda una nota que dejó escrita Alberto Giacometti. Un homenaje que muestra la importancia de Annette Giacometti, las diferentes facetas de su extraordinaria personalidad libre, decidida y alegre, capaz de adaptarse a las frugales condiciones de vida del medio artístico del Montparnasse de la época y que trabajó infatigable por y para y con su marido hasta hacerse inseparable de su obra. Lo defendió esta hasta el infinito. Con el comisario de esta muestra y jefe de Investigación de la Fundación Giacometti Thierry Pautot celebramos ambos aniversarios y recordamos la vida, la obra y el legado de Alberto Giacometti

Uno de los ejercicios básicos del periodismo manda contar las historias siempre de cero, para que alguien que acabara de aterrizar en el planeta las comprendiera. Si tuviera que explicar a alguien, que jamás hubiera oído hablar de él, quién fue Alberto Giacometti, ¿cómo lo presentaría o qué destacaría de él?  

Alberto Giacometti fue un artista suizo (1901-1966) que desarrolló toda su carrera en Francia. Hijo de un pintor neoimpresionista que gozó de cierta notoriedad en su patria, decidió hacerse escultor y se trasladó a París en 1922 para estudiar con el también escultor Antoine Bourdelle. Giacometti, que vivió toda su vida en un modesto estudio del barrio de Montparnasse, se convirtió en uno de los más grandes artistas del siglo XX. Tras pasar por varios estilos, del neo cubismo al surrealismo en los años 20 y 30, Giacometti volvió en 1935 a trabajar del natural y a representar la figura humana. Cómo representar la figura humana lo más fielmente posible fue la cuestión que le ocupó el resto de su vida. Fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando sus investigaciones le llevaron a crear un tipo de escultura alargada que le haría famoso, en particular la figura del Hombre que Camina, creada en 1959-1960 y que se convertiría en su obra más célebre. En esta escultura, el artista consiguió expresar todo lo relativo al ser humano con la mayor economía de medios y efectos. Aunque el gran público le conoce sobre todo como escultor, Giacometti es en realidad un artista consumado. Su obra pictórica (pinturas y dibujos) es tan importante como su escultura, y para él el dibujo es la base de todo.

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