Entrevistamos a Eric Lavaine por el estreno de su nueva película, Vuelta a casa de mi hija (2021). En cines el 29 de diciembre.
Después del éxito de Vuelta a casa de mi madre, toda Francia estaba deseosa de volver a reírse con Stéphanie y Jacqueline, los personajes creados por Eric Lavaine en 2016. Pero el director y guionista no pensó en la secuela hasta que tuvo una buena idea y una mala experiencia. Como explica: “Mi madre tenía que hacer obras en su casa y venirse tres días a vivir conmigo. Al final estuvo un mes”.
De la vida real a la pantalla, Lavaine guionizó su curiosa pero no tan extraña historia para Vuelta a casa de mi hija (2021). En está ocasión será Jacqueline la que, en plena renovación de su apartamento, se verá “obligada” a ir a vivir unos días con su hija mayor Carole y su yerno, los cuales tampoco atraviesan su mejor momento. Lo que comenzó como algo puntual y solo por unos días, acabará volviendo a despertar la rivalidad entre hermanos, los secretos piadosos y las verdades incómodas.
Eric Lavaine (Barbacoa de amigos, 2014), especialista en partir sacar la vis cómica de la cotidaneidad, aborda desde el absurdo los clichés universales de la convivencia en a un ejercicio de humildad. Como dice Jacqueline en un momento del filme: “No tenemos que estar juntos para querernos. Hay que buscar la distancia adecuada”.
¿Por qué decidiste volver a llevar a la gran pantalla la historia de Stéphanie y de Jacqueline?
Después del éxito de la primera película me pidieron que hiciese una secuela, pero yo, hasta que no tengo una buena idea, no me lanzo a hacerlo. Trato de evadir las puras estrategias de marketing.
¿Qué idea te vino?
Surgió cuando mi madre tenía que hacer obras en su casa y venirse tres días a vivir conmigo. Al final estuvo un mes, lo que fue un puente para enlazar la primera con la segunda. Respecto al título, se me ocurrió corriendo: “vuelta a casa de mi hija”.
Que los padres regresen al hogar de los hijos es una situación común, pero más por temas de salud, ¿es su versión amable de esta clase de historias?
Es verdad, Jaqueline aun está sana y fuerte, son 70 años pero tiene los recursos, también económicos, para vivir sola. Si la hubiera situado más hacia el final de la vida hubiese sido una película más triste y dura.
¿Es algo egoísta que los hijos suelan pelearse por quién cuida de los padres o algo comprensible?
(…risas…) Cuando se juegan a la madre a ver quién saca el palillo más corto, es porque se piensan que va a ser solamente uno o dos días y eso no les conviene. Si hubieran sabido que se iba a quedar más de un mes, a lo mejor lo hubieran hecho de otra manera. Yo me he jugado alguna vez de esta forma quién lleva a mi madre al médico.
Ya lo dice la protagonista: “El amor es como una planta: necesita aire”
Es verdad, es cierto para todo. Si estás 24-7 con la misma persona al final acabas cansándote. También en el caso de las parejas es importante que cada uno tenga sus aficiones y su ocio, si no, acabas ahogado. Yo admiro mucho a las personas que trabajan juntas. Mi carnicero tiene a su mujer en caja y es admirable que puedan resiistiirlo.
En la película se ve cómo las personas mayores deben tener también su ocio e icluso su actividad sexual.
Por supuesto, es algo que todos esperamos.
Cómo cuando sale Jacquelline envuelta en un plástico cubrecolchones
(…risas…) Es esa escena final, con el vestido de novia hecho de plástico. Si te das cuenta, aunque proyecta vivir con su pareja, en realidad no viven juntos. El secreto, al final, es abandonar lo cotidiano.
¿Es importante que aumenten las historias cotidianas y sobre la madurez?
Sí, es importante porque además la vida cada vez es más larga, pero una observación: desde el COVID, los ancianos no han regresado al cine. Es más, han descubierto las plataformas.