En este mundo obsesionado por la fama, la imagen y las redes sociales, resulta sencillo imaginar que alguien pueda tener fantasías con alguna celebridad. De hecho, es probable que tú mismo hayas pasado por ello. Buscando a Coque, de César F Calvillo y Teresa Bellón, trata en parte sobre eso. Es la historia de cómo Alexandra Jiménez se acuesta con Coque Malla, cantante idolatrado por su marido. Fue un encuentro innegablemente motivado por ser una personalidad pública y que les llevará a Miami (hogar de residencia de Malla), para aclararlo.
¿Cómo surge esta idea tan diferente?
Teresa Bellón (TB): Nosotros habíamos hecho antes Cariño, me he follado a Bunbury, fue nuestro primer corto. Ese fue el germen. Y César siempre pensó que ahí había una película, porque tuvo recorrido y fue aplaudido. Yo no le hacía caso…
César F Calvillo (CFC): Como casi todo en la vida.
TB: Al final hago caso. En este caso además llegó un punto en el que ambos teníamos 39 años y escribimos el tratamiento, que entró en la Academia de cine y cogió todo el peso que necesitaba para un proyecto sólido.
¿Y cómo cambió del corto al largometraje?
CFC: El corto era más anecdótico y pequeño, no tenía que salir el famoso. Aquí sí teníamos que escribirlo y tenía que ser alguien que nos gustase a los dos. Pensamos en Coque porque nos gusta a los dos, fuimos a sus conciertos y nos poníamos su música para inspirarnos. Y era actor. Lo tenía todo. Lo recibió con gusto y nos compuso una canción.
TB: Podría haber dicho que le dejáramos, que si éramos frikis… Podría haber sucedido y nos daba pánico.
CFC: De todas formas no es él mismo. Es una forma de jugar con la imagen de la estrella del rock. Es Coque pero no es Coque. Él pudo no haber entrado, pero lo hizo con un gran sentido del humor. Estamos super agradecidos.
¿Teníais algún referente de personaje real ficcionado?
TB: A nosotros nos encanta ese juego como espectadores, nos parecía genial cuando empezó con Seinfeld y Larry David. En España, Que fue de Jorge Sanz. Que David Trueba se lanzase a hacerlo fue una inspiración, porque lo podíamos hacer aquí, con lo que nos gusta. Porque ahora hay espectadores más educados, pero antes no se entendía mucho.
CFC: Sí, todos ellos son grandes referentes que han quedado en el imaginario colectivo.
Es una historia romántica inusual en muchos aspectos: la edad de los personajes, el desarrollo, el final…
CFC: Es interpretable el final, por lo que hace al final con el móvil y el epílogo de Coque. Lo que no quisimos era subrayarlo, porque nos parecía muy guay. La comedia romántica tiende a los finales felices demasiado obvios.
TB: Porque Pretty Woman, Notting Hill, Dirty Dancing, terminan en el momento del enamoramiento y parece que van a estar eternamente. Tendría que haber Pretty Woman dentro de 20 años. Y esta película no es la típica, porque son personas con una edad, que se conocen y tienen un bagaje.
CFC: Sale también por los personajes. Nosotros teníamos otro final y había varias opiniones. Hugo Silva quería que terminasen juntos claramente, porque le despertaba mucha ternura por ejemplo.
¿Y cómo fue el trabajo actoral, con Hugo Silva y Alexandra Jiménez?
TB: Era nuestro primer largo, pero ellos nos han respetado y han aportado cosas divertidas hasta en el rodaje, que en nuestro caso es más complicado porque vamos a lo concreto. Los dos tienen unas tablas…
CFC: Ha sido un sueño, porque escribimos los personajes pensando una mezcla de nosotros [él y Teresa] y les dimos varias obsesiones nuestras. Y ya ahí era como buscarle novio o novia a tu hijo. Ellos estuvieron en nuestra cabeza, pero aún así nos daba miedo. Y fue una delicia. Hicieron crecer mucho los personajes y les estaremos eternamente agradecidos porque no solo han dado una verdad individual al personaje, sino que han transmitido una pareja que crees que existe.
Grabasteis este primer largo entre Madrid y Miami, ¿notasteis mucha diferencia, dificultades?
TB: Es muy buena pregunta. Grabar en Estados Unidos ya es un mundo solo por los visados que tardan un montón, todos los permisos para poder pasar, todo lo que te puede pasar en España… Y vamos a la capital del sol y nos diluvia. Y si por ejemplo quieres rodar en la calle un coche, no puedes hacerlo alegremente tienes que tener el permiso y contratar a un policía en sus días libres para que te vaya escoltando por detrás por un coche. Está todo muy controlado. Y es muy ruidosa. Yo que soy de pueblo me creo que Madrid es ruidosa, pero en Miami hay un puerto, un avión, un yate, la música… Es el exceso.
CFC: Si te diluviaba en tres días, te quedabas sin eso. No había opción de grabar después de un mes. Esa tensión de que un diluvio te quite cinco de ocho horas y que no puedas volver, es lo más estresante, que no tienes segunda opinión.
TB: En España hay más capacidad de reacción, porque los permisos tardan mucho allí. Querías repetir algo, tardaban quince días y ya no podías. Aunque El Retiro también tiene sus cosas, porque no dejar cortar ni poner la cámara sobre el césped. Entonces llegaba un coche y lo mismo te estropeaba la toma. Pero teníamos un equipazo, eso sí. Gran fotografía, Alexandra con sus tablas, David Pareja que es ayudante de dirección…
CFC: En el equipo éramos los que menos sabíamos, lo que siempre está bien porque siempre hay alguien que te saque.