Suzanne Stein: Una fotógrafa callejera en Kensington
Por Marta Martínez
Suzanne Stein prefiere hablar con la cámara apagada. No llama la atención que una artista como ella, dedicada a retratar a aquellos que no suelen ser mostrados, rehúse posar para charlar conmigo. Una vez comprueba que nuestra conversación carece de imagen, comienza a desvelar los detalles de su– poco convencional– obra: Fotografías callejeras de impactante crudeza, fruto de recorridos documentales, que destacan por su belleza marginal, con un toque de fotoperiodismo.
Documentar la otra versión del sueño estadounidense no es nada fácil. Aunque se trate de una mujer entera, inconformista y valiente como es Stein, que no permite que el miedo le atraviese cuando se entromete en el caos vecinal de Kensington (Filadelfia). Cámara en mano con otra de emergencia en la mochila, siempre recorre las calles sola. “Es la forma más segura”, explica, para entrar en la llamada Zombie land.
A caballo entre Filadelfia y Nueva York, decidió retratar este suburbio donde “el consumo de drogas está en todas partes”, con la idea de crear arte y documentales sobre una realidad sombría para la que no existen demasiados apoyos. El motivo, detalla Stein, es la imagen que el resto tiene de su trabajo, lo que dificulta su implicación. “Hay que suplicarle a mucha gente. No hay forma de que yo, como fotógrafo y periodista, pueda ir y contar historias que contentando a todo el mundo”.
Sobre los sujetos de las instantáneas, menciona multitud de historias que son, incluso para ella, demasiado duras. Algunas pocas tienen un desenlace más esperanzador, como la de aquella mujer que fotografió antes y después de desintoxicarse. Otras vidas no tienen el final que se merecen. Como la de aquel hombre, cuya adicción le había dejado en silla de ruedas, terminada a manos de los traficantes, mientras el resto miraba sin hacer nada. “Los medios de comunicación tampoco contaron su historia”, aqueja Suzanne. “Por eso las drogas siguen ahí. Yo lo considero la mayor mentira americana”.
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