La obra de Dvorak vuelve adaptada a nuestra época con un estilo más realista
Dvorak era un famoso divulgador del folklore eslavo, llegando incluso a contar algunas de las historias de esta peculiar y desconocida mitología. Poco sabía que, más de 100 años después, un estudio interpretaría su obra Rusalka, la historia de una ondina que decide convertirse en humana para casarse con un príncipe, de una forma poco menos que convencional. La obra del director interpretada por el director de orquesta Ivor Bolton ya estuvo en el Teatro Real recientemente y ahora va a saltar a la gran pantalla de cara al público.
Las profundidades del teatro
Con la soprano lituana Asmik Grigorian como Rusalka, el tenor Eric Cutler como el Principe y la soprano Karitta Mattila como Princesa Extranjera, en esta nueva versión de la ninfa del agua que vive en un lago bajo el yugo de un padre muy autoritario no presenta ni una ni la otra. Asmik representará a una aspirante a bailarina de ballet que se verá forzada a utilizar una pócima para alcanzar la fama y demostrar a su padre lo equivocado que estaba sobre sus aspiraciones. El tema principal está dirigido hacia los problemas de comunicación que se pueden dar con toda la tecnología con la que contamos y los pocos recursos que se tienen en cuanto se sale del protocolo. Intercambiando así los elementos fantásticos por un enfoque más realista y personal, veremos como la protagonista sube y baja tanto como la melodiosa voz de su intérprete o sus movimientos sobre el escenario.
Completando la colección de óperas de A Contracorriente Films, la obra se puede encontrar en cines desde el 4 de noviembre. Tanto amantes de lo clásico como de lo moderno se pueden sentar juntos ante un espectáculo en el que coincidan es digno del mayor de sus clamores.