“Interpretar a un maltratador fue un proceso muy duro” entrevista a Àlex Brendemühl

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“El Buzo” de Günter Schwaiger inauguró el 25 de noviembre el primer ciclo contra la violencia en Filmin. Rodada íntegramente en Ibiza, la película pone el foco de atención en los hijos de las víctimas de violencia machista. “Creo que es fundamental llegar al máximo de espectadores con una temática lamentablemente vigente en los telediarios y en la vida diaria de miles de mujeres y en el caso de mi película de sus otras víctimas: los hijos” (Günter Schwaiger).  Àlex Brendemühl, actor protagonista en la película, nos cuenta su experiencia personal al ser partícipe del proyecto y llevar a cabo la interpretación más crucial de este: la del maltratador.

 

– Enhorabuena por tu actuación en “El Buzo” ¿estás contento con el resultado de tu papel en la película?

Estoy muy contento con el resultado, fue un proceso tan duro, meterse en la piel de este personaje, que en algún momento me creó cierto rechazo, porque te tienes que arremangar y meterte en esa oscuridad y en esas emociones: en la ira, en la violencia, en la rabia, en la manipulación, en la estrategia que tiene ese personaje tan complejo y tan antipático. El resultado para mi es muy satisfactorio, lo fue en un momento previo al rodaje, en el que también discutí con el director, le decía “bueno vamos a hacerlo, confía en que voy a encontrar ese personaje” y tuvimos nuestros más y nuestros menos, “es que esto es meterse y vivirlo”, no hay más si lo que quieres hacer es trabajar desde la verdad. Durante todo el tiempo que estuvimos rodando, el rodaje fue denso. Los materiales con los que trabajas condicionan también el clima del rodaje, y este fue un rodaje espeso. Rodamos en Ibiza en el mes de febrero/marzo, y creo que allí nieva cada no se cuántos años, pues ese año nevó. Hacía frío, tenía que ser una película veraniega u otoñal, y acabó siendo de puro invierno. Por muchas circunstancias fue un rodaje difícil. Luego con la actriz, nos veíamos fuera del rodaje y notabas que planeaba algo que los dos estábamos incubando para reservarlo para la escena, no te permite estar muy relajado.

– Tiene que ser muy complicado encarnar a un hombre así.

Si, además es un personaje con el que no compartes la manera de pensar, de actuar ni de comportarte hacia los demás, con lo cual tienes que investigar en lugares que te resulten similares o creíbles, o comportamientos o sentimientos que puedes encontrar en ti mismo o en otros, que surjan de ahí. Por ejemplo, hay un vídeo que enseña el chico al final, de cómo maltrataba a la madre de mi hijo (en la película), y esa escena fue durísima. La grabaron desde fuera porque sólo se intuía lo que pasaba y fue todo improvisado, me puse a improvisar improperios e insultos hacia ella, y a denigrarla, y fue muy heavy, es muy desagradable meterse en todo ese paisaje emocional. Al final muchas veces también las obras cumplen una función social de mensaje, de crítica, de concienciación, que nos obliga a los intérpretes a remangarnos y meternos en la piel de este tipo de personajes, para que llegue un mensaje contrario a lo que estás haciendo.

– ¿Se podría decir que es esa la razón que te llevó a aceptar el papel?

Yo me reencontré con el director, me propuso este guión, este personaje, y me pareció un tipo que sabía muy bien dónde se metía, de qué hablaba, porque lo había investigado en el documental previo, ‘La Maleta de Marta’, y que planteaba un enfoque diferente y original sobre la violencia, desde un personaje con cierta sensibilidad. Eso es lo más perverso, porque a veces cuando hablamos de violencia, se habla más de entornos sociales diferentes en los que igual no hay tanto acceso a la cultura, la educación, la información, de personas que igual actúan de una manera más impulsiva, menos reflexiva. En este caso era un personaje que desde la consciencia y desde la aparente empatía, hacía lo que hacía, con lo cual me parecía doblemente perverso, y que era un enfoque diferente que podía concienciar a mucha gente, sobre todo también a gente que es similar a este personaje y cree que no puede evitar ser así o actuar así.

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– ¿Consideras que la película consigue transmitir el mensaje que pretende?

Bueno yo eso no lo sé, me lo tienes que decir tú. Sólo se que cuando presentamos la película en Austria, se hizo toda una campaña de foros de debates después de la película por los cines, con gente especializada en la materia, y el director estuvo viajando mucho por diferentes ciudades, hablando con mucha gente, y las reacciones eran siempre de mucho estupor y mucha identificación con algo que parece que existe y que está ahí. Yo las pocas veces que he presentado la película a un público, me ha venido la gente muy tocada y muy emocionada con la película y dándonos las gracias por haberla hecho, entonces eso ya lo justifica y te satisface, se puede decir que ha valido la pena este proceso.

– La película va dedicada a las mujeres que sufren violencia de género e inauguró el miércoles 25 de noviembre el primer ciclo contra la violencia de género en Filmin, en el día internacional de la eliminación de la violencia de género contra la mujer, ¿qué significa esto para ti?

Yo creo que estamos en un momento en el que es un debate que está muy vivo, porque a pesar de que se está hablando mucho o que la gente parece que ya se aburre del tema, sobre todo hombres, sigue habiendo muchos casos de violencia, de violaciones, de maltrato hacia la mujer, con lo cual me doy cuenta de que no está resuelto este tema en la sociedad, y que por mucho que hablemos posiblemente aún será poco. Hay que visibilizar los casos, que las mujeres se atrevan a hablar y a contar lo que les pasa, y que los hombres aprendan a entender de lo que son capaces. Porque en esta película se habla de un caso muy extremo en el que una persona ha maltratado psicológicamente y físicamente a otra, un hombre a una mujer, sin embargo, hay casos mucho más sutiles, menos aparatosos, en los que se genera maltrato desde la descalificación, desde la falta de respeto, desde detalles que no hay que ir tan lejos como en el caso de la película, y eso es algo que hay que trabajar mucho.

– ¿Crees que una educación más inclusiva y de igualdad en los colegios desde la infancia ayudaría a evitar estas situaciones?

Yo creo que desde los colegios ya se está haciendo mucho, pero también hay voces muy discordantes que están intentando volver a lo de antes, hay formaciones políticas que claramente no se dan por aludidas ni pretenden darle voz a esta problemática, entonces creo que hay fuerzas muy contrarias que están tirando en ambas direcciones. Creo que los niños y los adolescentes están muy mentalizamos de esto, pero también hay muchos que empiezan a estar hartos de que se hable tanto. Yo lo sé porque lo hablo con mi hijo y con otros chicos, y me dicen “yo no tengo comportamientos o no manifiesto una conducta agresiva ni ofensiva hacia las chicas, y aun así me encuentro con que me increpan por mirarle a los ojos y decirle que es una mujer bonita”. Entonces yo creo que estamos en un momento de confusión de los roles, y toda esta problemática está haciendo que la comunicación sea más difícil.

– ¿Qué medida crees que el gobierno podría implementar para acabar con esta problemática?

No lo sé, yo creo que estamos en el camino para que se visibilice y se hable de ello, lo que yo deseo es que lleguemos a la igualdad, no a la supremacía de unos sobre otros, porque yo me estoy dando cuenta de que ahora con el tema de la cuota en nuestro sector, se están valorando proyectos cinematográfica por el hecho de provenir de creadoras, se les da más valor, estamos en una fase muy complicada, se debería valorar a las personas por lo que son, no porque sean hombres o mujeres. Todo esto va a generar también una animadversión, que no se si es el buen camino tampoco, yo espero que lleguemos pronto al momento en el que digamos que a los hombres y las mujeres se nos valora por lo que somos, por lo que valemos, por lo que hacemos, y no por ser una cosa u otra, creo que entonces, si llegamos a este punto, habremos triunfado.

– ¿Cómo crees que se podría ayudar a tu personaje en la película a cambiar?

Buena pregunta, es complicado, a veces me cuesta hablar en profundidad sobre un tema así porque no soy un experto en él. No sé realmente cómo se le podría ayudar, si es que se podría, porque es un caso muy extremo en el que no tiene voluntad de entender, de mejorar, y se siente víctima de un complot o una situación que le perjudica, entonces realmente es muy difícil en este caso plantear una evolución. Se ve en la película que el hijo de alguna manera está intentando romper con esta maldición, este estigma que le proviene de su padre y que pierde por el camino la esperanza.

– En la película hay escenas en las que apareces tocando instrumentos como el fagot o el piano ¿eres tú quien interpreta las piezas musicales?

Algunas sí, en otras me dobló un profesional. Yo estudié los dos instrumentos desde niño y los he tocado en varias etapas de mi vida. Para la película me volví a poner a estudiar, con lo cual se ve que yo los estoy tocando realmente, pero en algunos momentos se optó por que lo interpretase un profesional para darle una sonoridad más pura que la que yo le podía dar. Al irme preparando para la película fui perfeccionando mi sonido y mi técnica, y lo que se ve es un actor que lo interpreta y que sabe lo que está haciendo.

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– ¿Cómo de importante es la música en tu vida, y qué ha supuesto para ti que esta faceta personal aparezca en la película?

Para mí la música ha sido muy importante a muchos niveles. En mi trabajo como actor, más allá de poder interpretar un instrumento yo mismo, para mí la interpretación es música también. El decir un texto, el caminar un personaje, todo está lleno de ritmos, de melodías, de armonías, de síncopas, de contratiempos, de silencios… y me gusta mucho enfocar mi trabajo desde ese lugar, desde como yo trabajo una partitura o me planteo una pieza musical. A veces surge de la improvisación como en el Jazz, o como en una jam session en la que te juntas con alguien y tienes que estar siempre escuchando, observando y pendiente de ti mismo y de los demás. Es un trabajo muy cercano al de interpretar música solo, como cuando haces un monólogo, o con otras personas, cuando estás en un diálogo.

– ¿Tendrías alguna recomendación cultural para nuestros lectores? Ya sea una película, un libro, un compositor…

Acabo de leerme un libro de Guillem Sala, que se llama “El Castigo”. Es guionista también de una película que hice, “La Ofrenda”, que se estrenó hace un par de meses, y ha publicado esta novela sobre un a profesora de secundaria que tiene que luchar contra sus propios fantasmas, contra un sentimiento de culpa que le persigue, habla sobre la culpa ancestral que hay en las personas, en la sociedad, y cómo sobrellevarla.

– Para finalizar, ¿tienes algún proyecto a la vista?

Ahora mismo estoy acabando las últimas funciones de una obra de teatro que he estado haciendo los últimos meses, se llama “El Combate del Siglo”, este fin de semana acabamos los bolos en Mallorca, y la repondremos en abril/mayo en el Centro Dramático Nacional, en el Teatro Valle-Inclán en Madrid. Hasta entonces tengo varios proyectos de cine y de televisión que voy a estar rodando, que se tienen que acabar de concretar.