El reloj LV II que resurgió en el desfile de Louis Vuitton otoño-invierno 2025/26
En el desfile de mujer otoño-invierno 2025/26, Louis Vuitton no solo presentó una colección de moda, sino que también celebró un legado que ha trascendido el tiempo: el icónico reloj LV II. El 10 de marzo en una estación de tren ficticia, la pasarela se desarrolló rindiendo homenaje al espíritu viajero que ha caracterizado a la maison desde sus inicios.
En este contexto, el reloj LV II, diseñado por Gae Aulenti en 1988, hizo su reaparición en la pasarela, destacando como un accesorio que encarna la esencia del viaje y la innovación incluso más de tres décadas después de su creación.
Y es que la historia de los relojes de viaje de Louis Vuitton no es nueva, pues se remonta a 1910, cuando la marca incursionó en su primera colección de relojería para viajeros. Más tarde, la colaboración con el italiano Aulenti resultó en esta pieza que combina funcionalidad y diseño distintivo pensado especialmente para viajeros distinguidos.
Por eso, el regreso del LV II en el desfile de 2025 no fue fortuito. Apareció exclusivamente en cinco looks de la colección, integrándose tanto a la muñeca como alrededor del cuello de las modelos, mostrando su versatilidad y refinamiento como accesorio. No solo se trata de un objeto para medir el tiempo, sino un símbolo del espíritu del viaje que la maison ha abrazado a lo largo de los años y que acompaña como accesorio los looks que aluden a los mismos valores.
La pieza, disponible en versiones con caja de cerámica negra o verde, cuenta con un diámetro de 37 mm y un mecanismo de cuarzo. Además, sus funciones incluyen la fecha, la alarma, y por supuesto, las horas, los minutos y los segundos.
El reloj LV II es un testimonio de la capacidad de Louis Vuitton para reinventar y rendir homenaje a su historia, integrando elementos del pasado en el presente de manera que resuenen con las generaciones actuales. A través de este regreso a la pasarela, la marca no solo celebra el pasado, sino que proyecta su visión del futuro, donde el viaje y el tiempo siguen siendo elementos esenciales que definen su identidad.
