Hace años, Stephen Hawking nos invitó a ser curiosos. A intentar dar sentido a lo que nos rodea y a preguntarnos qué hace que el universo exista tal y como lo conocemos. “Mira a las estrellas y no a tus pies”, sostenía el astrofísico, convencido de la capacidad de la mente humana para buscar con empeño las respuestas a cualquier desafío. Polestar, compartiendo ese afán por ir siempre un paso más allá y explorar lo todavía ignoto, ha dado un giro a la invitación de Hawking: ¿Por qué no mirar a las estrellas al mismo tiempo que aceleramos con nuestros pies? La respuesta a esa pregunta es el Polestar 4, un SUV coupé eléctrico único que acaba de llegar a nuestro país con la firme intención de reseñar aún más el puesto de privilegio que se ha ganado la firma sueca de alto rendimiento entre las grandes marcas de vehículos eléctricos de lujo.
En el caso de este modelo, esa ambición por explorar las estrellas es literal, ya que, con un simple toque, podremos usar una iluminación ambiental que evoca cada uno de los planetas que componen el sistema solar, desde los tonos cálidos y ardientes de Mercurio hasta los fríos y etéreos de Saturno. Aprovechando la idiosincrasia galáctica de la enseña, con la Estrella Polar como su emblema de la casa en nombre y logotipo, el diseñador jefe de interiores Benjamin Pérot tuvo la idea de integrar esta atmósfera cósmica no sólo por razones estéticas, sino también funcionales. “Al crear los paneles decorativos de las puertas –fabricados con un tejido de malla ultrafina–, nos dimos cuenta de que podíamos hacer que esta decoración cobrara vida creando unas perforaciones luminosas. Esto, junto con la línea de luz trazada con láser y encajada en la puerta, se asemejaba a una estrella fugaz que dejaba tras de sí polvo de estrellas”, sostiene el diseñador. Manteniendo su compromiso sostenible, varios de los tejidos presentes en el SUV coupé se fabrican con materiales reciclados y otros podrán reciclarse al final del ciclo de vida útil del coche. Las baterías también pueden desmontarse y triturarse hasta convertirse en polvo, lo que permite recuperar los minerales y reutilizarlos en la fabricación de baterías nuevas.
La iluminación es una parte fundamental de este Polestar 4 que desafía un siglo de historia del automóvil al prescindir de la luna trasera y sustituirla por un retrovisor interno digital. Adelantándose de nuevo a las tendencias del futuro, este salto tecnológico permite mejorar el campo de visión del conductor gracias a la cámara de 2,5 megapíxeles y la cámara HD del habitáculo sin dejar de realzar la sensación de confort, espacio y exclusividad de quienes ocupan los asientos traseros. Como ir en business, pero con el espacio de una suite. “Nunca me han entrado tantas ganas de sentarme en un asiento trasero”, ratifica Pérot. Además, el techo panorámico es electrocrómico, por lo que se puede oscurecer o volver transparente a demanda de los pasajeros.
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