Picasso y Chanel van de la mano por el Thyssen
Del 11 de octubre al 15 de enero de 2023 podremos reunirnos con Pablo Picasso y Gabrielle Chanel en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza.
Gabrielle Chanel y Pablo Picasso se conocieron cuando ambos rondaban los treinta y caminaban la cúspide de sus respectivas actividades profesionales. Era la primavera de 1917 cuando se conocieron. Para entonces, las vanguardias artísticas causaban estragos, Picasso y Braque ya habían realizado exposiciones cubistas; y Chanel, tras la incorporación de la mujer al mercado como respuesta al estallido de la Primera Guerra Mundial, disfrutaba de su fama. El mundo cambiaba y ella, a menudo inspirada en la indumentaria masculina, estaba revolucionado la moda femenina.
Gracias a su visión, caminaban por las calles de París mujeres con el corte de pelo a la garçonne, con ropaje suelto, práctico y sin ceñir. De vestidos cortos que liberaban sus movimientos y con bolsillos funcionales que se alejaban del ornamento y se acercaban a un nuevo concepto de elegancia. Esta ruptura de valores se manifestaba en la revolución estética de Picasso y en el cambio de los códigos de representación de la imagen de Chanel.
París, capital del arte
Picasso se transformaba en uno de los artistas más cotizados de París y Chanel triunfaba, luego de comenzar su carrera como sombrerera, en el mundo de la moda. Abría tiendas en París (1910), Deauville (1912) y Biarritz (1915). Ambos disfrutaron la capital del arte, reuniéndose con músicos, literatos y pintores. Chanel llegó a convertirse en mecenas, ayudando económicamente al compositor Stravinski, al poeta Pierre Reverdy o a Jean Cocteau.
“(Picasso) destruyó para luego construir. Llegó a París en 1900, cuando yo era una niña, y ya sabía dibujar como Ingres, diga lo que diga Sert. Soy casi vieja y Picasso todavía sigue trabajando; se ha convertido en el principio radioactivo de la pintura. Nuestro encuentro solo podía haber ocurrido en París” – Gabrielle Chanel (L’Allure de Chanel, Paul Morand).
Los diseños de Chanel y la obra de Picasso reinventaban las tipologías y las formas creando un vínculo entre ambos, un parentesco que une sus creaciones y que demuestran la admiración que se profesaban. Así como Picasso logra formular un nuevo canon de belleza plástica que define su estilo propio, Chanel crea el uniforme de la mujer dinámica del siglo XX. Ambos construyen el paradigma de la modernidad y un nuevo clasicismo que no ha pasado de moda.
“Chanel es ante todo un estilo. Y es que la moda pasa de moda; el estilo, nunca” – Gabrielle Chanel (Chanel and her World: Friends, Fashion and Fame, Edmonde Charles-Roux).
Reencuentro en el Thyssen
Picasso y Chanel trascienden el tiempo y el espacio para volver a reencontrarse en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en una exposición que reúne arte y moda a través de la relación entre los grandes creadores del siglo XX. Picasso/Chanel es un proyecto expositivo comisariado por Paula Luengo, conservadora y responsable del Área de Exposiciones del museo.
La muestra reúne una excepcional selección de vestidos, óleos, dibujos y otras piezas procedentes de museos y colecciones americanos y europeos. Gracias a la colaboración de Almine y Bernard Ruiz-Picasso, Patrimoine de CHANEL y el Musée national Picasso de París. Además del apoyo de la Comunidad de Madrid, CHANEL, Telefónica/ACE y patrocinadores de la Celebración Picasso 1973/2023.
Picasso y Chanel
El recorrido atraviesa cuatro grandes secciones que suceden en orden cronológico entre, aproximadamente, las décadas de 1910 y 1920:
La primera sala, El cubismo y el estilo Chanel, funciona como una especie de introducción a las creaciones de Chanel y cómo estuvieron influenciadas por el cubismo. Los trajes de líneas rectas y angulosas, así como la escogencia del blanco, negro y beige; denotan el lenguaje formal geometrizado, la reducción cromática o la poética cubista del collage.
Continúa con Olga Picasso, un capítulo dedicado a los retratos de la primera mujer de Picasso, la bailarina rusa Olga Khokhlova, clienta devota de Chanel.
Para culminar con dos espacios que vuelven del pasado en el que Picasso, Chanel y Jean Cocteau colaboraron. El primero, Antígona (1922), una adaptación moderna de la obra de Sófocles en la que se mezclan los decorados y máscaras de Picasso con los vestuarios de Chanel. Y, el segundo, El tren azul (1924), un ballet producido por Diághilev inspirado en el deporte y la moda de baño. El productor había descubierto un pequeño gouache en el taller de Picasso: Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera). Pintura que se convirtió en imagen de la obra y que representó las creaciones deportistas de Chanel para bailarines.
