LOEWE Paula’s Ibiza 2025 es una explosión que captura la esencia del verano con una energía irresistible. Una colección vibrante y hedonista que mezcla lujo, libertad y autenticidad en cada fragancia y vela artesanal. Inspirada en el espíritu bohemio de Ibiza y en la icónica boutique Paula’s, esta nueva campaña de LOEWE Perfumes convierte el sol, el mar y la naturaleza en experiencias olfativas inolvidables, donde cada aroma despierta emociones intensas y memorias luminosas. Con ingredientes exóticos, diseño artístico y una estética envolvente, es mucho más que una colección: es un viaje emocional hacia el corazón del verano.


Este año, el verano se presenta como una sensación más que como una estación. Como una forma de vivir, de respirar y de moverse con más ligereza. Así se percibe desde el primer vistazo a la campaña, fotografiada por Gray Sorrenti, donde cada imagen transmite esa libertad suave que asociamos con los días más largos y los paisajes abiertos. Giselle la cantante y embajadora de la marca, aparece entre arenas doradas al atardecer, envuelta en tonos cálidos que parecen derretirse en la piel. Su presencia es espontánea, casi onírica, y encarna perfectamente el espíritu despreocupado de la colección.
En una de las fragancias más envolventes, una mezcla inesperada de mango maduro, pera dulce, cedro y ámbar crea un perfume que parece hecho de luz y sal. Tiene ese equilibrio perfecto entre lo frutal y lo amaderado, algo que invita a quedarse un poco más, a dejarse llevar por el ritmo del mar. Otra escena la muestra contemplativa, sosteniendo un trozo de madera flotante quemado por el sol, con una mirada perdida que huele a coco y mandarina. La sensación de frescura, mezclada con notas de vainilla y ámbar gris, construye una estela suave, casi nostálgica, como si todo estuviera ocurriendo al borde de un recuerdo.

La campaña también nos regala la presencia serena de Enzo Vogrincic, en sintonía con el entorno natural, trepando árboles o caminando por la orilla. Su manera de habitar el paisaje transmite una calma honesta, como si no hubiera nada más urgente que sentir el viento en la cara. Esa energía se traduce en un tercer aroma, más floral, más especiado, donde el azahar y el jazmín se mezclan con mandarina y un toque sutil de pimienta negra. Es una fragancia que no teme destacar, pero lo hace desde lo genuino, sin artificios.
Lo que emociona de esta propuesta es que no se limita a lo que llevamos sobre la piel. Este verano, las sensaciones se amplifican también dentro del hogar. Por primera vez, la cera de abejas se incorpora a la colección de velas, llevándonos hacia un universo más íntimo, más cálido. Su textura, su forma y su color aportan una belleza natural que va más allá del diseño. Son objetos que respiran, que se transforman con la luz, que perfuman sin imponerse. La quema es lenta y su aroma, terroso y limpio, se despliega con una elegancia silenciosa.
Uno de los elementos más especiales es el portavelas, también hecho de cera de abejas. Es una declaración de intención: todo en esta colección está pensado para durar, para acompañar, para crear momentos.
No es solo un objeto bonito, es una experiencia que se activa con cada encendido.
Y si hablamos de verano, hay algo en el aroma de las hojas de tomate que lo define a la perfección. Esa mezcla de verde fresco y sol latente que nos recuerda al jardín justo antes de florecer. Esta vela, con su recipiente de terracota rojo esmaltado, se convierte en un guiño directo a los días de campo, al contacto con la tierra, al olor de las plantas en pleno crecimiento. Es simple, honesta y deliciosa.

Al final, lo que deja esta campaña es la certeza de que el verano no tiene que gritar para sentirse. A veces, solo necesita insinuarse a través de un aroma, de una textura, de una imagen que despierta el deseo de escapar, aunque sea por un instante. Todo en esta colección habla de esa ligereza buscada, de ese lujo sin pretensión que consiste en estar presente, en rodearse de belleza sin esfuerzo.
Es ese tipo de verano que uno no quiere que se acabe nunca.