Por Jesús Castaño
Definida por el silencio que particulariza su actitud vital, Patricia Dauder (Barcelona, 1973, formada en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona y con estancias en Holanda, Nueva York y Praga), llena el espacio de preguntas que formulan nuevos horizontes y posibilidades basadas en sus recuerdos. Destaca la simplicidad de su obra, con la que plantea el paso del tiempo, el espacio y la materia, moviéndose cómodamente entre la distorsión y la serenidad que implican un conjunto de sus obras en distintos medios (dibujo, escultura, textiles, film y fotografía).

¿Comunica mejor con su obra que con la palabra?
Sí, mucho mejor. Me gusta mucho leer y pasó mucho tiempo leyendo. Escribir también forma parte de mi práctica habitual, pero escribo sólo para mí, a nivel interno, nunca o casi nunca con la intención de ser leído. El lenguaje escrito, la palabra es algo que me resulta fascinante, pero lo encuentro muy complejo. Creo que es muy difícil ser preciso y abierto a la vez. Quizás el problema es que tengo como referencia un modelo de escritura o un tipo de texto estructurado a modo de ensayo, de tipo discursivo o académico, en la que no me encuentro cómoda y que requiere una capacidad de articulación relacional, que me resulta compleja. Constantemente – quizás es algo común en la práctica artística- estoy saltando de un concepto a otro sin que estos guarden relación alguna. Hago este tipo de asociaciones de modo recurrente, pero además creo que hay muchas sensaciones, experiencias que no pueden traducirse en palabras, o que para mí simplemente es más natural comunicarlas de otro modo. Es cierto que en los últimos años he prestado más atención a las posibilidades del lenguaje como herramienta de asociación y tengo especial interés en la relación que éste guarda con el lugar de donde surge y por su sonoridad, ligado a una experiencia de un contexto, pero no tengo claro que lo vaya a usar en la presentación de mis obras,
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