Quedo con Paola Marzotto a través de un gran amigo italiano en común, que me avisa el viernes que está en Madrid y acaba de inaugurar una exposición, y ese mismo dia por la tarde en su corta estancia en Madrid nos vemos. Además de inaugurar su exposición My Giverny en el patio central de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas y Energía forma parte del jurado de un concurso de fotografía sobre naturaleza, que dará los premios el próximo 17 de mayo.
Me recibe una mujer vitalista, que ya me está esperando y yo que he llegado antes de la cita para poder ver la exposición, me encanta la puntualidad. Empieza a hablar sobre la exposición, la naturaleza, Punta del Este y pasamos de un tema a otro a la velocidad de la luz. No tengo tiempo ni para parpadear, ni me quiero distraer, porque cada tema que toca me resulta más interesante.
Estamos en un saloncito de la Escuela y le pido que me gustaría hacerle unas fotos, un retrato para este tema, «Genial con las fotos, así te las explico”.
Hacemos un recorrido por cada fotografía que parece pintada, me va contando cómo se refleja el sol en un estanque a través de los árboles de un bosque que tiene en su casa de Punta del Este, desde donde vive hace poco más de tres años, aunque la propiedad la tiene hace 20, se ha instalado definitivamente, aunque su trabajo, su familia y amigos, la llevan a viajar por diferentes partes del mundo.
Sus fotografías tienen colores vibrantes, solo se muestra una selección de más de 25.000 fotografías y ella me va explicando las diferentes estaciones en las que se hicieron las fotos, el estanque lleno de hojas y nenúfares, se distingue también el diferente azul del cielo que se refleja en el agua, las sombras de otras plantas, palitos que vuelan y se quedan entre las preciosas hojas. después de un día de lluvia y así sucesivamente. Dos colecciones, una de las hojas del estanque, otra de la flor, una de diferentes verdes reflejos de azules, otra de la pureza de una flor blanca entre azules intensos.
Le digo que me recuerda mucho a los impresionistas y me cuenta que muchas de las obras impresionistas, se inspiraron en las estampas japonesas, esas pinturas del mundo flotante.
Después del recorrido, volvemos al saloncito y retomamos la conversación, en la cual me doy cuenta que seguimos pasando de un tema a otro y que no he empezado con mi entrevista. Por fin puedo poner la grabadora y saco mis preguntas, que quedan olvidadas porque seguimos con una conversación mucho más divertida e interesante y con tanta información que es imposible de retener, menos mal que todo queda grabado en una hora y media de charla.
Me cuenta que está en un momento más místico y le pregunto si es de siempre o con la edad. «No, después de la pandemia. Me lo produce la tierra, la naturaleza, el jardín. Siempre me he ocupado del jardín de la casa de mis padres en Cerdeña, más adelante de la casa del padre mis hijos, pero en el 2003 he comprado la primera parte de mi propiedad de Punta del Este que son 5 hectáreas y ya tenía plantado un parque muy lindo y seguí plantando y podando. Tenemos una visión muy antropogénica y muy ornamental de lo que es la naturaleza y cuando vino la pandemia pasamos de ver las rosas, las ciruelas, todo pequeño a enormes, es una transformación que nunca había visto. Empecé a pensar que nosotros tal vez, habíamos achicado tanto las flores, la fruta…. Era como vivir en la película Avatar, que todo era maravilloso y luminoso. Entonces empecé a no cortar más las flores, tuve tiempo, tranquilidad, la falta de ansiedad y empecé a ver cosas como plantas que no venían, ni crecian desde hacía tiempo y empecé a trabajar la tierra y a fijarme en cosas sencillas, el paso de las estaciones, el crecimiento, la luz y empecé utilizar la permacultura que es muy interesante.
Ahora estoy haciendo rewilding en mi tierra, que es para que las plantas y las flores crezcan libremente, porque la armonía que tiene la naturaleza en sí misma no la vas a poder devolver en un año, a menos que tu no la cuides.
La tierra sobreexplotada ya no tiene nutrientes, uno de los problemas que tenemos actualmente es la falta de magnesio en la alimentación y lo que esto afecta en las personas, si tomas magnesio por boca te hace muchisimo bien a tu salud y hace mucha falta que no se pierdan esos nutrientes, que no haya sobre explotación de los terrenos, menos en todo lo que tiene que ver con nuestra alimentación.
La pandemia fue maravillosa para parar y observar, empezar a entender el proceso de la vida en diferentes plantas en diferentes situaciones. La cosa más increíble es que empecé por un tema ecológico a aplicar la permacultura en toda mi tierra, con una amiga paisajista Margarita Paltnik. Ella me prohibió cortar el césped, estamos acostumbrados a que el césped tiene que estar perfecto como un campo de golf y empecé a dejarlo crecer, esto hizo por ejemplo, que volviera a florecer la petunia nativa del Uruguay que nace blanca, y cuando se va desarrollando se tiñe de rojo en el centro. Las flores, según las condiciones atmosféricas, las temperaturas, la tierra, vienen de un color u otro, nunca paras de ver milagros. Yo creo que todo esto fue quedarme bloqueada en un lugar natural sin programa, sin problemas y solo contemplar la naturaleza. Un lugar muy privilegiado obviamente, pero era en todo el mundo, me hubiera encantado estar en Venecia en esa época, ver cómo cambió el agua.»
¿Cuándo empiezas a preparar esta exposición, durante la pandemía? «No, yo tuve una pandemia horrible, me rompí una pierna, fue muy buena y muy mala, me quede en la cama a modo contemplativo. Siempre he tenido y querido reflejar lo que veo y nací con la pasión de coger el momento con la cámara, Yo tenía una pequeña Fuji, que no es profesional, pero es chiquita y buena y empecé a sacar las fotos en Junio 2021. Me empieza a enseñar fotos en su móvil, son las mismas fotos que hay en la exposición, pero con diferentes de luz, porque hay de invierno, de otoño y voy viendo que son iguales pero diferentes, cada una de días diferentes, diferentes reflejos, diferentes estados de las hojas, azules, verdes, naranjas, morados, un sinfín de colorido.
Estuve enero, febrero y marzo, imprimiendo y haciendo pruebas para estas fotos. No hago intervenciones, si hay son pequeñísimas si veo que al ampliar sale algún punto que no me gusta, una mota, una luz, algo raro que no lo he visto, si lo quito, si no no toco la foto.
Esto es una charla oficial, nada de entrevista aunque intento colar alguna pregunta, estoy tan entusiasmada que prefiero escucharla a intervenir, salvo en alguna opinión, un dato, etc., la entrevista tampoco hace falta, seguimos saltando de tema a tema.
«Soy activista desde hace muchos años, de mi generación fui de las primeras, estar y vivir la política te permite realmente tener una democracia y estar atento y ver qué hacen los poderosos. Es importante en esto las RRSS porque el propio algoritmo coge datos y así estas grandes empresas también se enteran de lo que no gusta y en lo que se equivocan, porque esa información les llega. La tecnología se puede utilizar para la democracia participada. Si uno participa votando en contra de cosas que son anti democráticas o anti sostenibles, en contra de la naturaleza, de los derechos, también sirve todas las plataformas que piden firmas, cada mañana dedico media hora a este tipo de acciones. Ves mira, todo lo que tengo en mi teléfono. Firmo todo el tiempo en contra de Trump, en contra de todas las hormonas que dan a los animales, en contra de cualquier causa que no me parezca justa y democrática, del destrozo del medio ambiente.
Estoy haciendo un partido político con una amiga mía, es animalista y ambientalista en latinoamérica. Está malísimo que la gente no vote, aunque no haya gente buenísima para votar, pero hay que ser activo. La política es el manejo de lo público, tú tienes que entrar en política y animar a que la gente vote, que sepa y se interese por la política.»
Hablamos un rato de política, política en Latinoamérica y la subida de la extrema derecha en Chile y Brasil y en el mundo en general, Trump y otros muchos temas interesantísimos. Uno de los temas importantes, la masonería, la logía P2 de Licio Gelli. El tema más interesante del que he hablado en mucho tiempo. El problema del nível cultural tanto en la educación, como en los programas de televisión y eso hace que uno se embrutezca y es una manera de manejar a la población. Con un tema que me fascina y a Paola también, volvemos a nuestra intención de entrevista.
Viniendo del fotoperiodismo, ¿cómo acabas en la fotografía artística? «Yo dejé el fotoperiodismo en los años 80, luego pasé a la RAI. En el 77 o 78 me fui a Milán y empecé a trabajar en la televisión privada porque comenzaban a abrirse los canales privados, me fui a trabajar con Rusconi, la televisión era mucho más. Había viajado mucho, tomando retratos y cubriendo noticias como fotoperiodista, después de esto, seguí haciendo fotos, pero para mí. Tomaba fotos de mis hijos, viajes, arte, paisajes, tengo muchas fotos, pero no mías. Los últimos años cuando iba a New York tomaba fotos en las subastas, ahí empecé un poco con una búsqueda de como hacer las fotos, fotografías del Met, luego cuando empezaron los selfis me divertía hacerse selfies fantasiosos. Durante muchos años disparaba con una cámara chiquita Canon que se llama «My window» desde mi ventana fotografiaba la puesta de sol, pero no tenía un propósito, lo hacía porque me gustaba. No como ahora que tengo un proyecto.»
Entiendo que esta exposición además de ser eso, puede llegar a ser una denuncia de lo que podemos perder, si no lo cuidamos.
«Sí, pero algo indirectamente. Yo soy muy pesimista y veo al planeta ya todo quemado. No es una denuncia, porque como te digo soy muy pesimista con lo que está pasando. Lo hago, porque es mi forma de reaccionar al susto y al shock que sufrí cuando me fuí a la Antártida y escuché las charlas y me di cuenta de que la reversibilidad del cambio climático era de cuatro años, según los que dieron estas charlas. Entonces ahí tuve un shock verdadero. Me dijeron, si el mundo parara hoy, tendríamos 4 años para salvar el planeta, pero es imposible que pare. Cuando paró con la pandemia, pensé, bueno podemos tener una salida, pero luego pensé, estamos en el apocalipsis, hice una causa, que se llamaba Apocalipsis now. Mira yo que no soy nada miedosa, me fui un mes y medio a la jungla a ayudar a un conservacionista, el año pasado entre julio y agosto y ahora me fui de nuevo a la Antártida con un barco militar.
Tengo 67 años, soy cero miedosa. Pero ahí si dije, buff, tuve un shock. Por eso mis imágenes son más contemplativas, el 70% es contemplativo y el 30% es un proyecto cultural.»
¿Consideras que una asignatura como Ciencias Naturales, centrada en la conservación, cuidado y sostenibilidad, debería de formar parte de la educación en los colegios? «Por supuesto, algo depende de las escuelas. Ahora estoy intentando desarrollar una parte de exposiciones con niños, ahora hay muchos niños, que dicen a los padres, no lo hagas, porque ahora los padres les tienen terror a los niños. Ya no existe el paternalismo que existía hace años, con esos padres estrictos, que golpeaban o castigaban. Ahora son los padres los que tienen más miedo a los niños y muchos de los niños de ahora, son los que educan a sus padres en el tema de cuidar el planeta. Lo mejor que podemos hacer es una exposición que estamos armando, para darle ese valor a los niños, que tienen más poder en influenciar a los padres.»
Una de las cosas que me impresiona, es como muchos ciudadanos se tiran a las calles, miles, cientos de miles a celebrar un partido de fútbol, pero no se tiran ante el deterioro del planeta, ¿cómo se explica esto? » Esto es el rechazo del ser humano de entender lo que no le gusta. Se tiran a la calle para festejar por el fútbol, pero no se tiran a la calle por lo que está pasando, por el miedo que le tienen. Dicen que calor, que calor. Por ejemplo, en Italia, en octubre se van a la playa con 30 grados y todos en Instagram, que divino el tiempo que hace, estamos en noviembre con 25 grados, qué maravilla, con las fotos nadando y entonces tu piensas, pero si es noviembre, debería hacer frío. Es el rechazo en el cerebro del ser humano, de no querer ver el problema.»
Esta exposición después Madrid, ¿a dónde irá?
«No lo sé, no he cerrado nada, el material es muy nuevo. Tenemos una relación con la politécnica a través de Maria Teresa Arredondo, con la cual hemos desarrollado una gran amistad, que empezó a través de Instagram, ella tuvo la idea de armar un concurso, todo la exposición es accesorio a un concurso. Este año, han ganado fotógrafos no profesionales. La idea de este concurso es estimular la búsqueda en la naturaleza de la gente, la conexión.
Dentro del jurado de la Politécnica, hay un crítico de arte, una curadora, varios fotógrafos.»
¿Vas a ir a la Biennale de nuevo?
«Estamos mirando, pero no sé. La misma curadora del año pasado, quería mirar para hacer un cuarto interactivo con las fotografías azules, pero es complicado, porque es mucho tiempo para dar la aprobación, todo va muy lento. Pero sé que voy a hacer algo, pero online, no sé de qué se trata, ya que además este año la Biennale es de arquitectura.»
No sé cómo acabamos hablando de Factum Art. Esto nos lleva a hablar sobre los cuadros verdaderos y las copias que hay en muchas instituciones, casas o fundaciones y de su padrasto Renato Guttuso, pintor italiano expresionista, el cuál hizo que le interesara tanto el arte. Él era gran amigo de Picasso y murió cuando estaban montando una gran exposición sobre su obra, pero como él era comunista, nunca tuvo tanta fama internacional, salvo en países como Alemania, Suiza, Italia y naturalmente Rusia, y él estaba desesperado porque tenía muchísimo éxito comercial y críticas y le copiaban todo y seguía denunciando todo el tiempo.
Pasa el tiempo y podría seguir hablando y hablando con Paola, ella es una fuente de temas que van de la política al arte, la naturaleza, la educación, las mujeres, no quiero interrumpirla.
¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Punta del Este?
«Vivir vivir no, ahora estoy pasando mucho tiempo en Buenos Aires, pero me hace falta para ver el cambio de estaciones, la progresión de mirar la transformación de la naturaleza. punta del Este es mi base y desde ahí viajo. Me encanta estar, contemplar el jardín, los cerros, el mar, lo que tenía con este sitio era una conexión espiritual más profunda, ahora sí, es más contemplativo, más religiosa, por decir una palabra banal, si entendemos religion como religión del universo, es un Dios sin nombre.
Creo y estoy convencida que las ciudades son pésimas y la naturaleza me da este misticismo y una tranquilidad que no me la da la ciudad. Ahora estoy trabajando con una amiga paisajista Margarita Palatnik y estoy haciendo exposiciones con ella, con el matorral xerófilo, tengo esos cactus con esas flores, que parecen casi plantas carnívoras, en febrero estaban lleno de flores esos cactus. Son una belleza.»
Intento seguir con la entrevista, pero acabamos viendo fotografías de cactus que tiene en su teléfono. «Estoy haciendo búsquedas paralelas, porque yo soy una persona que me aburro y hago búsquedas paralelas, estoy haciendo una serie que se llama “El jardín del Edén” que empecé con los parques de Buenos Aires, y como me iba a Malasia saqué fotos del jardín botánico de Singapur, la jungla un poco también. Donde veo naturaleza, para mi es el paraíso terrenal.
Todo esto nos lleva a hablar sobre su hashtag #BetterEarthThanMars” Mejor en la tierra que en marte, sobre el hecho de las palabras de Elon Musk, prefiere ir a Marte, cuando tanta belleza hay para cuidar aquí, si yo fuera una mente brillante como la de Elon Musk, me dedicaría a cuidar lo que hay aquí, no sé por qué no lo hace, por eso se me ocurrió este slogan como activista. Estoy con “El jardín del Edén” que es una búsqueda, que también se podría incluir “My Giverny” porque es la vida, la vida en este planeta, según los ojos del ser humano que la mira, si fuéramos pescados en el fondo del mar tendríamos otra percepción, nosotros no somos Dios, nosotros somos uno de los seres que habitan este planeta y vemos lo que vemos.»
Por eso en Eye-V Gallery tiene un Manifiesto, donde explica esta visión.
Seguimos charlando y charlando, viendo fotos de su teléfono, hablamos de cuentas de Instagram de fotógrafos de flores, nos intercambiamos cuentas a las que seguimos de artistas y termina la conversación hablando del concurso y yo me quedo con ganas de seguir hablando y hablando con Paola, estas casi dos horas, se me han hecho cortísimas y espero nos volvamos a encontrar y que haya más charlas , que pueda seguir escuchando anécdotas, vivencias, viajes, experiencias, desde esa visión artística, delicada, activista y disfrutar de su intelecto y de su pasión