El arte de la cerámica
En plena campiña francesa, vigilado por tres montañas y bañado por dos ríos, se encuentra ubicado el pueblo de Pont de Barret. En ocasiones, en el interior de sus antiguos molinos, se ofrecen pequeños eventos y exposiciones organizados por el estudio artístico de Le Quai.
Es allí donde la ceramista Anja Marschall (Ahlen, 1989) trabaja desde que se mudó buscando, como recuerda, “el contacto con la naturaleza y la desaceleración”. Bautizada como Anna Miau por sus compañeros de la Universidad de las Artes de Berlín —“Qué quieres que te diga, soy una loca de los gatos”.
¿El primer contacto que tuvo con la cerámica fue en la universidad?
Me encantaba crear desde la infancia, pero el primer contacto real con la arcilla lo tuve a los veinte años. No recibí una educación especializada en cerámica.
Tras años en universidades de arte (Poznan, Estambul, Berlín) opté por aprender mediante la práctica directa y empecé a trabajar para diferentes alfareros (@schoemig_porzellan y @fenekstudio).