Continuando con la pericia técnica de los movimientos calados como el Tambour Curve Flying Tourbillon Poinçon de Genève, el Voyager Skeleton de Louis Vuitton es un viaje más allá del tiempo, una invitación a adentrarse en el mundo en miniatura del movimiento relojero mecánico.
Con la finalidad de ejemplificar los códigos estilísticos de Louis Vuitton, el Voyager Skeleton es una realización tangible de los principios de diseño de la Maison.
Su característica caja alberga una obra maestra mecánica, el LV60, un movimiento esqueleto que evoca la arquitectura dinámica y decidida de algunos de los relojes insignia de Louis Vuitton.
Los puentes del movimiento son componentes estructurales esenciales diseñados para salir de lo común en lugar de permanecer en una mera mecánica funcional. De este modo, elementos que de otra manera serían inmóviles se transforman en formas de ingeniería de belleza dinámica, en consonancia con la ondulante estructura de cristal, diseñada por Frank Gehry.
Expresando la belleza arquitectónica, esencia de Louis Vuitton, el calibre LV60 es un escaparate de la mecánica y el diseño, realzando la quinta esencia del estilo Louis Vuitton que se plasma en sus diversos artículos de piel, baúles e incluso en su arquitectura.
Los puentes en forma de LV se caracterizan por sus líneas geométricas y su distintiva linealidad, al tiempo que incorporan otros elementos como el puente del rotor que luce un discreto Monograma de la Maison. Otro detalle destacado es la rueda de trinquete de barrilete, que ha sido audazmente calada para deletrear «Louis Vuitton».
Este cuidado por el detalle garantiza una esfera perfectamente coherente en su estética casi monocromática creada por los componentes radiados del movimiento. Dichos componentes mecánicos están enmarcados por un anillo azul intenso, destinados al minutaje, que se complementa con un par de agujas azules para una legibilidad máxima.
Al refinamiento mecánico del calibre LV60 se contrapone la elegante sencillez de la caja del reloj. Presentada por primera vez en 2016, la caja Voyager es exclusiva de las creaciones de alta relojería de Louis Vuitton. Característico por poseer una forma elegante y única con una silueta reconocible al instante, el Voyager no es ni círculo ni cuadrado, sino indiscutiblemente un símbolo de la marca francesa.
El Voyager Skeleton debuta en platino, una aleación rara y valiosa con una pureza del 95%, de ahí el sello «Pt 950» en el fondo de su caja.
El platino, apreciado por su tono brillante, permanece eternamente lustroso siendo una de las aleaciones más densas utilizadas en relojería. No es de extrañar que Louis Vuitton utilice este noble metal únicamente para relojes especiales, como los de alta relojería y las ediciones limitadas.
Puro Minimalismo mecánico
Con una construcción monocasco en la que el centro de la caja y el bisel forman una sola pieza, la caja del Voyager adquiere matices gracias a su cuidada forma frontal, que combina curvas pronunciadas y acabados de superficie contrastados. Las superficies pulidas a espejo fluyen desde las asas hasta los laterales de la caja y terminan en un acabado mate que ascienden hasta el anillo cepillado que rodea la esfera y descienden hasta los flancos de la caja.
El Voyager Skeleton ya está disponible en una edición exclusiva limitada a 150 piezas.