Noel Donnellan, del barro al alma.

El escultor convierte la cerámica en metáfora de la vida reinterpretando el caldero original de sus antepasados irlandeses.

Por Marta Martínez

En Limerick, al oeste de Irlanda, donde el aire huele a tierra y mar, Noel Donnellan da vida a la arcilla moldeando su propia narrativa. Desde un antiguo establo, reconvertido ahora en estudio, entrelaza su pasado como ingeniero y decorador con su presente como escultor. Su viaje por el arte ha sido un laberinto de transformación, un cambio que refleja el deseo de autoexpresión que comenzó con el dibujo.

«Quería expresar cómo me sentía», confiesa, recordando cómo aquellas sencillas pinturas de tinta sobre acuarela le ayudaron a superar un momento duro. Después de dos décadas realizando encargos de decoración, dio un salto hacia lo personal y lo visceral. Su primera escultura, elegida por la Royal Academy of Arts de Dublín, fue un catalizador, un giro que marcó el inicio de una nueva era centrada en la cerámica.

Para él, es un material mágico capaz de contar historias ancestrales. En su proyecto COIRE, obtenido a partir del antiguo caldero de su abuela, busca captar la esencia de los recipientes, objetos que han sido testigos silenciosos de la vida cotidiana. «Mi proceso es intuitivo, cada forma tiene que contar una historia», explica, mientras sus dedos recorren los contornos de la obra de hierro fundido que brilla con pigmentos naturales y detalles en pan de oro. 

La presión de sus yemas crea indentaciones aleatorias en la masa que evocan la fluidez del agua. Cada curva y cada color es una metáfora de la existencia, y la pequeña abertura que presenta, un símbolo de liberación y esperanza. «Cuando te desahogas y alcanzas ese círculo de oro, dejas entrar la luz y todas tus preocupaciones se esfuman», añade.

Tal vez por eso interpreta cada recipiente como una metáfora de la vida misma.

Diría que los recipientes representan muchas cosas: los usamos para comer y para beber, pero también nosotros, como seres humanos, somos recipientes a nuestra manera. Nos gusta que nuestras aguas estén calmadas, pero a veces llega la marea.

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COIRE IV. 2 e1734346987264