Desde sus dos espacios de Milán –la galería en via della Spiga y el inmenso Nilufar Depot–, Nina Yashar defiende el diseño contemporáneo más «cutting edge», a la par que reivindica a los grandes maestros que son los pilares de esta disciplina. Le interesa la innovación y la experimentación, dos aspectos que anima a sus diseñadores a perseguir en proyectos que cuenten nuevas historias, que indagan en nuevas formas de ver y vivir. Diseñadores como Martino Gamper, Bethan Laura Wood, Objects of Common Interests o Draga and Aurel se encuentran con piezas históricas de Alvar Aalto, Hans Wegner, Franco Albini, Andrea Branzi o Gio Ponti en una selección inteligente y acertada donde sólo cabe la máxima calidad, física y mental, en un diálogo de culturas y periodos que cobran sentido bajo su batuta.
Por Ana Domínguez-Simens
¿Cuál es el significado de la palabra «Nilufar»?
«Nilufar» significa «nenúfar» en persa, un símbolo de belleza y pureza que refleja la misión de la galería: descubrir y mostrar joyas ocultas en el mundo del diseño. Además, «Nilufar» es también el nombre de mi hermana.
Comenzó trabajando con alfombras antiguas. ¿Cómo surgió su interés por los muebles vintage?
Mi recorrido en el mundo del diseño comenzó con una fascinación por la estética escandinava, atraída por su simplicidad y funcionalidad. A partir de ahí, me adentré en el mundo de las alfombras vintage, influenciada por el comercio de alfombras orientales y modernas de mi familia. Al abrir nuestro primer espacio en Via Bigli y luego mudarnos a Via Spiga, la evolución hacia el diseño y la artesanía fue algo natural. Sin embargo, en 2015, con la apertura de Nilufar en Viale Lancetti, quise crear un destino único, no solo para exhibir la colección que habíamos seleccionado, sino también para ofrecer una plataforma de experiencias inmersivas y diálogo dentro de la comunidad de diseño.
¿Cómo fue el proceso de aprendizaje en este nuevo ámbito? ¿Conocía ya el diseño del siglo XX por aquel entonces?
Conocía a los grandes maestros del diseño de la época, gracias a mis estudios en Venecia y los encuentros que tuve en mis viajes buscando nuevas piezas para mi colección. Lo que es hoy Nilufar no habría sido posible sin una investigación continua, impulsada por mi interés y pasión personal. Esto me permitió expandir mi colección y aprender muchísimo, sobre todo gracias a la colaboración con otras personas del sector. Empecé estudiando piezas, sumergiéndome en exposiciones y trabajando junto a expertos en el campo. Fue un proceso de aprendizaje a través de la exploración y la intuición, acompañado de un deseo constante de aportar nuevas perspectivas a la galería.
PULSA AQUÍ para acceder al artículo completo