
Este viernes llega a la cartelera Honeymoon, una película en la que una pareja (Nathalie Poza y Javier Gutiérrez) en una mejorable situación económica recibe la noticia del fallecimiento de su hijo en un viaje. Esta tóxica dupla deberá reunir el dinero para ello. Todo se complica tras recibir negativas del trabajo y familiares, de manera parece que solo ven posible resolver con un original viaje en carretera, que incluye una niña y DVDs de series animadas míticas de los 80.
¿Qué buscas en un guion? ¿Lo es todo al elegir un proyecto?
Sí, en este caso si lo fue todo. Estaba pasando un mal momento cuando lo recibí, necesitaba algo así. Me gustó mucho esta huida hacia adelante, como la llama Quique [el director] y Roberto G. Méndez [co-guionista]. Habían querido hacer algo partiendo de un lugar muy destructivo y ver cómo surge de las cenizas estas mujeres y va a otro lugar diferente, uno particular. Es una película muy particular, te lleva a un mundo que no es el habitual. Me parecía interesante sumergirme con él en este viaje, esta ‘road trip movie’.
La película es una comedia muy negra. ¿Hay algo con lo que creas que no se puede hacer humor?
No creo que no haya nada con lo que no se puede hacer humor, creo. Esa pregunta siempre huele a poner límites a la expresión artística. Un creador o creadora tiene que crear desde un lugar libre, así que me parece muy peligroso.
La película transita por géneros muy diferentes, como le gusta a Quique: drama, ‘thriller’, cómic, comedia negra… Y con esa amalgama Quique hace lo que considera. No todo el mundo resuena con lo mismo ni se ríe en los mismos lugares.

¿Te daba miedo? ¿Cómo es interpretar algo tan complejo?
No tuve miedo. El miedo se sustituye por el compromiso de contar esta historia. Te olvidas de ti mismo y te lo tomas en serio. Es la clave de la actuación y quizá de la vida. La premisa es muy fuerte, tiene dos personajes muertos en vida: económicamente, emocionalmente… Nada les mueve adelante de forma positiva. Por mi experiencia personal, en estos momentos, aunque sea a través de una bofetada durísima, puede darte una oportunidad. Y eso propone la película, ni más ni menos. También muestra realidades sociales desde un lugar muy cinematográfico.
Todo eso lo hemos contado apoyándonos el uno en el otro. Eso es el proceso creativo y siempre da vértigo (yo no lo llamo miedo). Ha sido un viaje gozoso y estamos orgullosos de esta criatura tan especial, un pequeño tesoro.
¿Cómo es actuar con Javier Gutiérrez, conociéndoos de tanto tiempo?
Nos conocemos desde hace más de 30 años. Ambos teníamos una vocación y una pasión que nos ha movido siempre. Y ahora nos hemos encontrado en este proyecto, que me hacía mucha ilusión porque hasta ahora no habíamos grabado. Habíamos hecho algún corto [y teatro], pero ya lo hemos hecho y los años no afectan, eso es muy bonito.

Él también decía que es un caso raro en el cine español. Es independiente, con una producción modesta y casi todo el dinero proveniente de financiación privada. ¿También coincides con él en este punto? ¿Es necesario trabajar más así?
Es necesario contar las historias en las que creas, no que te llame el dinero o la fama. Por el simple hecho de que quieres contar la historia, que es el caso de esta película, con bajo presupuesto y poco tiempo de rodaje. En estos proyectos están todos los actores, todo el equipo, por creer en la historia que vamos a contar, aunque no haya un estadio de producción como en otros proyectos. En ese sentido, ambos estábamos muy meridianos.
¿Te gustaría volver a trabajar con él?
Por supuesto. Toda la vida.
Por último, eres un rostro habitual de los Goya, que están cerca. ¿Qué te han parecido este año las nominaciones? ¿Tienes alguna favorita?
Me parece que hay películas extraordinarias. Me gustan mucho las dirigidas por mujeres, como Un amor, 20.000 especies de abejas, O corno -de la que eché de menos más presencia, aunque al menos está nominada a mejor actriz revelación-. Son propuestas interesantes. Como decía Juliette Binoche, creo que más que premiar las películas perfectas hay que premiar aquellas que van hacia adelante. Y estas van hacia adelante, cuentan historias necesarias, que abren la mente y muestran cómo una película puede ser transformadora.