Galardonada en Cannes en la categoría de mejor miniserie 2023, la historia de ‘EL HIJO ZURDO’ aborda las complicadas relaciones familiares que surgen en la adolescencia, la empatía entre madres de distinto origen, pero igual situación, Lola (María León) y Maru (Tamara Casellas), y la necesidad de segundas oportunidades.
Compuesta por seis capítulos de treinta minutos, el tema central de la miniserie la búsqueda de la identidad dentro y fuera de la familia, ya sea como madre, padre, hijo, hermano …o como amigo, alcalde o vecina. Las tres horas de metraje, con la dirección de fotografía de Daniela Cajías (Goya por Las niñas), plasman estas tensiones alrededor de una Sevilla oculta al gran público, aquella que el reconocido Rafael Cobos está habituado a mostrar (Grupo 7, La isla mínima).
La serie, a pesar de no estar aún estrenada para el público, está obteniendo un gran reconocimiento ¿Qué hay en la receta de la producción para obtener este resultado?
TC: Rafael Cobos, Un guion de base, una historia que el que se haya leído el libro de El hijo zurdo, de Rosario Izquierdo, y ficcionada muy serenamente por Rafael Cobos. Todo el equipo realmente.
ML: Y dirigida y montada. Pero si es tan especial es porque Rafael Cobos ha creado una historia que se diferencia por estilo, por maneras e incluso por tiempo. Porque el tiempo que duran los capítulos es un riesgo que ha tomado. Ha sabido hacer algo con un estilo propio y muy concreto. Contado todo desde algo muy íntimo y personal, como es Sevilla y este hijo zurdo, que es una versión completamente libre sacada por él. Para ser creador y realizar finalmente la serie haciendo un estilo concreto que ser muy valiente e incluso dejar cosas que amas por el camino.
Tamara, mencionas el texto de Rosario Izquierdo. Vuestros compañeros no lo han leído, ¿y vosotras?
TC: Yo me la leí después de rodar, por curiosidad. Aparte luego cogí mucha confianza con ella, pude preguntarle muchas dudas que tenía sobre mi personaje. Aunque es muy fiel a la novela, Rafael ha creado una historia para la pantalla que te la comes a un ritmo… es como si fuese una película. Rafael Cobos no ha olvidado lo que lleva años contando, esa Sevilla que ha vivido. Muestra una ciudad que no se suele enseñar. Ha arriesgado en la forma, en mostrar la Sevilla oculta, menos conocida.
ML: Yo le pregunté que si me tenía que leer la novela. A lo que me dijo que era preciosa, pero que me la leyera en cualquier otro momento porque no tiene demasiada referencia con esta versión libre que ha hecho. Pienso igual que Tamara: Rafael Cobos representa una Sevilla que es muy suya y muy real.
TC: La novela sí que te coloca socialmente en el mismo lugar pero, por ejemplo, sobre la relación entre ellas se podría teorizar y es algo que no debemos hacer.
Os habéis aproximado a la historia desde el guion, en el que vuestros personajes se ven inevitablemente unidos ¿es por sororidad o por vivir la misma situación?
ML: Por todo, la sororidad entre mujeres es fundamental en esta historia. Es donde realmente vemos que es necesaria entre todos. Nos ayuda a ver un espejo y sentirnos identificados con el otro para poder verse a uno mismo. En este sentido, el personaje de Maru es muy importante para Lola. Es lo que hace que ella descubra que, independientemente de la clase social, de donde haya nacido, el color de la piel, el sexo… todos estamos hechos del mismo material. Su relación es importante, no solo porque comparten situación, sino porque somos todos iguales y al final las diferencias las imponen los que tienen miedo.
Y los adolescentes, como se dice en un momento de la serie, ¿son todos iguales?
TC: Define iguales (risas). Son cada uno de su padre y de su madre. Hay patrones repetidos, como la búsqueda de la identidad, de tener su voz. Y lo importantes que son los referentes.
ML: Qué pena, los adolescentes, que edad tan difícil.
Como intérpretes de madres de adolescentes, imagino que algunos recuerdos se os han removido¿conserváis muchos de esa edad?
ML: He estado tan ocupada con sentirme identificada en la actualidad que … mi adolescencia fue completamente diferente. Sí que hay cosas con las empatizo es en querer pertenecer a un lugar, definirte. Tener un imaginario para caminar hacia él. El problema de referentes es importante, ahora es todo más complicado con las redes sociales. El descubrimiento en la calle era algo muchísimo más sano.
Y tú, Tamara ¿eras igual de peleona que Lorenzo?
TC: A mí la serie me ha devuelto a Sevilla. Volver a caminar esos barrios donde yo he nacido. Maru me ha traído de vuelta muchas Marus de mi vida, de los barrios. Cuando llegué a Sevilla para rodar me puse a caminar para volver a estar allí. Yo al final soy una chica de barrio, del polígono norte.
ML: Las dos somos de Sevilla y las dos somos de barrio. No hay ficción que soporte nuestra adolescencia (risas).
TC: Yo he sido muy inmadura y Maru me ha trasladado, desde su edad, a la adolescencia que yo he tenido, porque fui joven más tarde.
Aprendisteis a sobrevivir al calor durante el rodaje
ML: Era julio y agosto en Sevilla. Como cuando pones un huevo en la acera. Estábamos a 50 grados, solo se escuchaban las cigarras y la gente no quería ni ver el rodaje.
TC: 48 grados con el set de rodaje, súmale otros 8. Insolaciones, más de una.
ML: Yo hay una secuencia que tengo muy grabada, cuando voy a buscar a Maru al polígono. En el momento del plano corto me quité el pantalón, se lo lancé a la de vestuario y me quedé en bragas. El técnico me miraba como que me entendía perfectamente.