Libreros de Nueva York: 26 de febrero en cines

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La relación entre un individuo y un libro es casi como una historia de amor, D. W. Young, director y editor, nos cuenta esta historia a través de las palabras de grandes escritores, libreros y coleccionistas en su nuevo documental, “Libreros de Nueva York”, disponible el 26 de febrero en cines y en Sala Virtual del cine.

En la era de la tecnología, donde todo va más deprisa y con un simple click tienes cualquier libro a tu alcance, D. W. Young nos ofrece una muestra de lo que uno podría encontrar si viaja al siglo pasado, y lo mucho que la vida literaria ha cambiado desde entonces. Alrededor de los años 20, la cuarta avenida de Nueva York, en aquel entonces conocida como Book Row (Calle de los Libros), contenía más de 40 librerías. Estas serían llamadas librerías independientes hoy en día, pero entonces representaban el pulmón cultural de la gran ciudad, hoy en día solo una de ellas sigue en pie, la librería Strand.

Coleccionistas de libros de todo el mundo se embarcaban en una búsqueda del tesoro en las polvorientas estanterías de las librerías, esperando encontrar una primera edición, un ejemplar firmado o una edición poco frecuente. En las subastas literarias que se organizaban en la gran manzana, se competía con miles y millones de dólares por ejemplares únicos como un manuscrito del mismo Leonardo da Vincci o una primera edición de “El Mago de Oz”.

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Fran Lebowitz nos cuenta cómo, si tenías suerte, los libreros de aquel entonces te daban un precio y te vendían un libro, porque las librerías no las abrían para vender, sino para leer. Y es que los coleccionistas de libros no adquieren objetos, sino historias. Aparecen personas del mundo literario tales como Susan Orlean, Kevin Young o el mismo Gay Talese, quienes nos adentran en lo que es y fue el coleccionismo de primera mano. Con algunos de ellos visitamos la feria de Nueva York de libros antiguos, donde nos encontramos con algunos de los mayores coleccionistas del mundo. Aprendemos cómo una primera edición de “El Gran Gatsby” sin forro puede costar 5.000 dólares, una con el forro desgastado 15.000 y una con el forro en buenas condiciones hasta 150.000. Hasta el más mínimo detalle puede marcar la diferencia.

Algunos libreros nos permiten adentrarnos en su historia, como la de la librería Argosy, fundada en 1925 por Louis Cohen, ahora dirigida por sus tres hijas, Judith, Naomi y Adina, quienes tienen la suerte de mantener viva la librería por ser aún propietarias del edificio que contiene a esta, por el que les ofrecen millones cada semana. También descubrimos una serie de bibliotecas privadas, como la del que dice ser el mayor coleccionista de libros sobre imaginación del mundo. Se abre paso a las mujeres con Caroline F. Schimme, quien nos enseña su colección de libros de ficción escritos por mujeres de más de 6.000 ejemplares y nos cuenta cómo estas fueron borradas de la historia, para después poder ser encontradas.

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Aparecen mentes pesimistas ante la desaparición del libro físico y la globalización del Kindle, estas consideran que las nuevas generaciones serán la destrucción del libro impreso, aunque desembocará en un auge del coleccionismo. Sin embargo las mentes optimistas también se dejan ver, en su mayoría gente joven, con la esperanza y la seguridad de que al libro impreso le queda aún mucho recorrido, ellos mismos tienen ideas para asegurarse de que esto ocurra. “Libreros de Nueva York” termina dejando al espectador con un sentimiento de esperanza. El documental está hecho para aquellos que aún miran un libro y ven una aventura, una escapatoria, un sueño. Y es que como decía Jorge Luis Borges, “La biblioteca perdurará, es el universo”.