El Museo Thysen presenta tras su restauración el cuadro de Fra Angelico «La Virgen de la humildad» antes de ser trasladado de vuelta al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). Los materiales utilizados durante el proceso de restauración son reversibles, lo que permitiría una futura intervención en caso de ser necesaria.
Tras un año de restauración, por fin puede verse el laborioso trabajo del equipo de restauradores del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza sobre “La Virgen de la humildad” de Fra Angelico. Un total de 5 miembros se han dedicado exclusivamente al estudio y restauración de la obra para lograr del proceso, el resultado más excelente desde el ojo más crítico. Además, han contado durante todos estos meses con el trabajo indirecto distintas áreas del museo.
La restauración ha corrido en manos de María Jofre y Susana Pérez. La primera, se ha encargado de la restauración del marco, quién asegura que en este caso se trata de un ejemplar construido por piezas y de inspiración de estilo toscano. “La restauración del marco no ha sido fácil, al tratarse de múltiples piezas, durante todo el proceso teníamos como meta lograr un sentido de unidad y unificación. La técnica usada para su diseño fue el Dorado al agua, que tampoco es fácil de trabajar”
Por otro lado, María Jofre ha tomado las riendas de la restauración pictórica. También, ha aclarado que ha sido una labor muy tediosa, pero entre risas, ha agradecido a Fra Angeleico las técnicas y soportes utilizados durante su proceso de creación. “Parece que tuvo en cuenta mientras pintaba, que la obra en un futuro necesitaría ser trabajada”. Fra Angelico optó por una tabla en la que colocó listones para evitar que la pintura se desprendiera. Y una tela para que las capas ubicadas bajo la pintura tuvieran la consistencia necesaria de sostener incisiones.
Una obra cargada de simbolismo, que se reinventa frente a la clásica imagen de la Virgen con el niño. Un retrato iconográfico que puede recordar a la Virgen entronada, pero como bien señala Guillermo Solana (director artístico del Museo Thyssen), se trata de una nueva imagen que poco a poco va apareciendo en el Quattrocento con la intención de suscitar cercanía y ternura con los fieles.
A caballo entre el Gótico y el Renacimiento, la Virgen de Fran Angelico emana una imagen ambigua y paradójica, con planos frontales, pero que va dejando entrever cierta sensación de profundidad a través de los ángeles. Esta nueva Virgen, deja paulatinamente la sensación de una Virgen entronada, pero “es paradójica, pues es y no es humilde”, no está en el suelo, tampoco sobre un trono, pero el paño de oro emula esta sensación.
Pérez asegura que al contrario de lo que defendía Giorgio Vasari, Fra Angelico sí que corregía sus errores, e incluso durante el proceso se encontraron arrepentimientos (en la zona de los ojos de la Virgen y las alas de los ángeles). “La zona más complicada de afrontar ha sido el rostro». Con solo tres colores: rojo, amarillo y lapislázuli molida logró brillo y pureza.
Actualmente, la obra se encuentra de manera individual en una sala que invita al recogimiento. Acompañada exclusivamente de dos instrumentos musicales; un laúd y un cajón de cedro del Líbano. En relación a esto, se espera que el año que viene la obra pueda contemplarse acompañada de una pieza musical compuesta por Jordi Savall para poder así apreciar la música que tanto el propio artista escuchaba, como las escuelas de Florencia.
La Virgen de la humildad, que ya cuenta con 600 años de antigüedad es una “obra ilustre”. Una pieza adquirida por Jorge IV, que paso a manos del rey Leopoldo I de Bélgica. Posteriormente, fue comprada por GP Morgan de Nueva York, hasta que en 1935 fue adquirida por Heinrich Thyssen-Bornemisza, legada a su hija, pero que finalmente compró el barón Hans Heinrich.
El proyecto ha sido financiado por The Bank of America, que cuenta con un programa llamado Art Conservation Center (2010), el cual se encarga de subvencionar museos y organizaciones sin ánimo de lucro, envueltos en el proceso de restauración de obras de arte y herencia cultural. Es la segunda vez que colaboran con el Museo Thyssen. Esta obra cierra su ciclo anual con un total de 19 obras restauradas, colaborando con The Brooklyn Museum, British Museum o Notre Dame, entre otros.