Öyvind Fahlström fue un pintor y poeta sueco que perteneció al movimiento artístico Fluxus, activo en la década de los 60 y 70 del siglo XX. La interdisciplinariedad y el manejo de las artes visuales fueron las motivaciones de esta corriente que se sumergió en el lenguaje para renovar el arte en su totalidad.
A Fahlström se le ha definido como precursor del arte pop europeo por recurrir a una ingeniería propia de la estética pop, la fijación con las posibilidades creativas de los nuevos medios de comunicación de masas y la cultura underground. Su obra recoge un elevado grado de complejidad conceptual que apela al espectador para su construcción a través de las convicciones morales y políticas que articuló con cada propuesta.
“El papel del espectador como intérprete de la pintura-juego será significativo en cuanto estas obras puedan multiplicarse en infinidad de réplicas, de modo que cualquier persona interesada pueda tener en su casa una máquina de hacer pinturas y «manipular el mundo» a su antojo” – Öyvind Fahlström
El Museo Reina Sofía cuenta con varias obras suyas como Marcha de Mao-Hope (1966), Curva de la vida n.ºI, Ian Fleming (1967) o Me siento como si hubiera inventado la guerra (1976), entre otras. Ahora se suma una de sus obras más icónicas, Sylvie (1965) que tras varios años de investigación y arduo trabajo de la mano de la Fundación Mapfre, ha experimentado su proceso de restauración el 2 de diciembre
Fahlström, compone este conjunto con dos planchas de madera y metal forradas con papel y tela pintadas con témpera, vinilo y varios elementos imantados. Las pinturas variables fueron unas de sus creaciones distintivas por estar formadas de piezas independientes con imanes para poder ser organizados por el público desde otras perspectivas. En el caso de Sylvie faltaban nueve, entre ellas la principal de la obra. Estas han sido recompuestas por el departamento de Restauración del Museo, después de una estrecha colaboración con Öyvind Fahlström Foundation en la figura de su directora, viuda de Fahlström, Sharon Avery-Fahlström.
Conocedora de su sentir y hacer, había acompañado los últimos años del artista como su ayudante y ha sido determinante para la reconstrucción de la obra. Encontró una diapositiva en color que ha servido como base para el proyecto y facilitó la portada del “single” de la cantante francesa Sylvie Vartan, más un dibujo de Fahlström para ella que fueron la inspiración de la obra. A partir de esta orientación se ha superado con éxito el auténtico reto técnico que implica restaurar una pieza como esta.
El color de Fahlström
Solo se tenía una foto en blanco y negro de una exposición en la que había estado Sylvie, por tanto, se desconocía el color auténtico de las piezas. Para ello, Avery-Fahlström poseía unas muestras de la paleta que utilizaba el artista en vida, entre los que resalta el azul.
También se localizaron los enganches, se perfilaron los trazos y añadieron una tira de cuentas que salía de la boca de otro personaje de la obra. Detalles que hubieran sido categóricos para Fahlström. Sobretodo las posiciones de las piezas, que se pudieron recrear basándose en 10 fotocopias de los paneles en los que el artista dibujó a lápiz, témpera y tinta, simulando las diez distribuciones propuestas por él.