Alberto García-Alix

Volar desde los márgenes  Alberto García-Alix

Alberto García-Alix resulta tan expresivo al hablar como al fotografiar. Quien lograra poner su peculiar idiosincrasia a su favor con una estética subversiva (en su esencia, que no en su intención), incómoda e iconoclasta a principios de la libérrima década de los 80 responde plácidamente a nuestras preguntas para The White Paper By desde su acogedor estudio en Tetuán.

Tus primeros negativos datan de 1976, cuando tenías 20 años. ¿Cómo te acercaste a la fotografía?

En el 74 corríamos en moto. Un amigo de mi hermano le hacía de técnico de carreras. Le decía: “Esta moto lleva ya mil kilómetros, hay que cambiarle el pistón”, o las cadenas, o lo que fuera. Este chico hacía fotos y venía a las carreras con una Leica. Y hacía fotos de mi hermano y venía los jueves a casa con las fotos en blanco y negro. Y yo pedí a mis padres una cámara de fotos como regalo de Navidad para hacer fotos de motos. Pero fue un año…

En el 75 todo se complicó. El íntimo amigo de mi hermano se mató en una carrera a la que fuimos en Móstoles. Mis hermanos se habían metido todos en política, eran los últimos coletazos del franquismo y era muy duro. El caso es que yo en el 75 me voy de casa de mis padres. Y me voy a vivir con un amigo que acabo de conocer, que conocí al mismo tiempo que a Ceesepe en el Rastro. Y me fui a vivir con este chico a un piso en el Rastro, y él hacía fotos, y montó en casa un pequeño laboratorio. Él se fue a la mili y yo, en una mala bajada de ácido, decidí que tenía que hacer algo.

Y entonces me puse a hacer fotos y a meterme por las tardes en el laboratorio para tener algo que hacer. Y una vez allí me enamoré de la fotografía. Mi romance con ella nació en el laboratorio. Me parecía una magia increíble lo de echar un papel en unos líquidos y que saliera lo que habías visto. Y sin ningún tipo de enseñanza, porque era totalmente autodidacta. Y empecé a encontrar  resultados. Y cuantos más encuentras más te encelas, más empiezas a amar la fotografía. Lo que pasa es que era una época en la que no había libros, por lo menos  para mí, no conocía a otros fotógrafos excepto a mi amigo, que luego nunca hizo más fotos. El que se quedó haciendo fotos fui 

¿Qué motivos fotografiabas en esos inicios?


Nada. Mi entorno más propio. Casi lo mismo que hoy, si te soy franco.

Alberto
Alberto