El Palacio de Velázquez del Parque del Retiro, del Museo Reina Sofía, acoge hasta el 17 de mayo la exposición de la artista sueca Anna-Eva Bergman, De norte a sur, ritmos.
La pintora de arte abstracto es una de las más singulares de la segunda mitad del siglo XX con su obra articulada alrededor del ritmo, fruto de la combinación de formas, líneas y colores.
La exposición es una selección de las obras que hizo Bergman en el periodo entre 1926 y 1971. Una recopilación de 70 obras, algunas de ellas, rara vez expuestas, que representan un diálogo entre en Norte y el Sur, entre Noruega y España, entre el paisaje frio de los fiordos y el cálido del desierto, marcando la diferencia de la luz y el color de ambos paisajes.
Una serie de cuadros que hizo la artista tras una época de viajes por España y Noruega, en la que se inspiró en la localidad almeriense de Carboneras y en los glaciares y los fiordos de Finnmark.
Una exposición está organizada por la Fundació Per Amor a l’Art – Bombas Gens Centre d’Art y la Fundación Hartung Bergman, en colaboración con el Museo Reina Sofía y comisariada por Christine Lamothe y Nuria Enguita.
Bergman utiliza motivos relacionados con la naturaleza, paisajes, muros, montañas, acantilados, líneas horizontales o elementos como el aire, el agua o el fuego. Otro de sus motivos más reflejados en sus obras es el de la mitología escandinava, con las barcas, habitual de las leyendas nórdicas como símbolo mortífero y espectral. En sus cuadros, las barcas se convierten en figuras geométricas, como triángulos o líneas rectas que llenan por completo el lienzo y hacen que el paisaje quede prácticamente excluido quedando muy poco espacio para él.
La artista que estudió Bellas Artes en Oslo, ya desde sus inicios tuvo un gran interés por captar la luz, pero fue evolucionando hacia una gama cromática más restringida y formas cada vez más simples.