El nuevo proyecto de Kidlat Tahimik, Magallanes, Marilyn, Mickey y fray Dámaso, 500 años de conquistadores RockStar, estará disponible hasta el 6 de marzo de 2022
En 1887 se llevó a cabo la Exposición General de las Islas Filipinas en el icónico Palacio de Cristal, tesoro arquitectónico que fue construido con motivo de dar lugar a este show colonizador. Pero siglos después y a través de su arte, Kidlat Tahimik ha sido capaz de re-conquistar este espacio en honor a su gente y su cultura. Un espacio que obliga al espectador a reflexionar sobre los procesos de colonización en Filipinas, cinco siglos después de la llegada de los europeos al conjunto de islas y consecuentemente la pérdida de identidad propia, en especial los pueblos indígenas. Kidlat Tahimik, “relámpago silencioso” en su nativo tagalo, lengua del centro y sur de la isla de Luzón, ha centrado y florecido en su carrera al criticar el colonialismo, el capitalismo, la globalización y el imperialismo cultural como un camaleón a través de diferentes ramas de arte. Cineasta, performer y escritor, Tahimik ha logrado establecerse en la historia artística como uno de los creativos contemporáneos con más trayectoria y efecto cultural en su país natal y el mundo en sí.
En cuanto a su arte, su práctica suele producir instalaciones de gran tamaño que cuentan historias particulares a través de su exposición. Estos relatos se basan en la historia, la mitología contemporánea y la propia imaginación de Tahimik para poder entregarle un final abierto a la mente del espectador. En esta ocasión, Magallanes, Marilyn, Mickey y fray Dámaso, 500 años de conquistadores RockStar consiste en un escenario único dentro de las paredes cristalinas del palacio que está compuesto por tres conjuntos escultóricos que expresan momentos claves en la historia del colonialismo en Filipinas. Por un lado, en 1521 está la llegada de Magallanes y su muerte a mano de los nativos un tiempo después; en 1887 con la creación del Palacio de Cristal para la Exposición General de las Filipinas y la presencia en aquel entonces del revolucionario filipino José Rizal, escritor y creativo indignado profundamente por la exhibición de sus compatriotas; y por último el choque cultural actual entre el colonialismo americano y la resistencia indígena a la alimentación forzada de modelos culturales extranjeros.
En el primer conjunto de esculturas en la zona derecha del Palacio se puede apreciar una embarcación española en representación a Magallanes y el punto de partida de su expedición. Siguiendo el mismo conjunto escultórico también se encuentra al propio colonizador portugués cayendo al suelo mientras es rodeado por las figuras del jefe Lapulapu, así como la de su esposa, la reina Bulakna, figura heroica femenina en la cultura oral de los pueblos filipinos. Bajo este conjunto, Tahimik también aprovechó la oportunidad para expresar y hacer un enfoque particular en la historia de Enrique de Malaca, un esclavo indonesio a mano de los colonizadores que originalmente se llamaba Ikeng. Superficialmente un esclavo, Enrique de Malaca era un guía espiritual y de navegación para Magallanes, un personaje principal en la historia del camino que ayudaría llegar a los europeos al mar Pacífico a través del estrecho que debido a este evento, obtiene su nombre, el estrecho de Magallanes. A pesar de que esta parte de la historia no es aceptada por los libros y la versión del cronista del viaje, Antonio Pigafetta (1480-1534), Tahimik utiliza su arte para entregarle un espacio en la realidad aceptada.
Al fondo del Palacio se puede ver el segundo conjunto que hace una alusión artística al contexto de la Exposición General de las Islas Filipinas. Dicha exhibición tenía como fin el poder exhibir la vida y cultura del archipiélago filipino, que en ese entonces pertenecía a España. Había flora, fauna, actuaciones por parte de los indígenas Igorrotes y posteriormente un exhibición de ellos como si fueran algún tipo de animal, lo que causó indignación en uno de los personajes principales del proyecto, el precursor de la Independencia filipina que se encontraba en Madrid, José Rizal, quien en su momento describió a la exposición de 1887 como “un zoo humano”. Tahimik presenta una escultura con José Rizal como el estudiante de medicina que era en aquel entonces, sin embargo, está vestido con un taparrabos igual al que portaba Tahimik a la hora de presentar su nueva obra, simbolizando la unión de su cultura autóctona y la presencia revolucionaria y transcendental de Rizal. Los personajes de las propias novelas de Rizal también son pilares principales en este segundo conjunto de esculturas, personajes que fueron construidos para relatar historias que denunciaban los abusos del clero y las autoridades españolas ante los locales. En este caso, Fray Dámaso es mostrado como un lobo, representando el lado oscuro de los frailes españoles y sus vicios.
El tercer conjunto se encuentra un poco al centro del edificio, con una gran pieza de madera que plasma el choque cultural de los últimos tiempos entre los pueblos indígenas y la influencia americana. A través de personajes que Tahimik considera “virus culturales” como Marilyn Monroe, Mickey Mouse, Capitán América o Spiderman, el artista filipino crea un puente entre la lucha constante del mainstream en contra de la tradición. En las propias palabras del artista, “Es una guerra cultural que continúa aún hoy en día, en la que Hollywood domina todas nuestras historias. Esta era una forma de decirle a Hollywood que se fuera, que tenemos nuestras propias narrativas, que estamos hartos de sus historias de sexo y violencia, que tenemos nuestros propios mundos y nuestra propia mitología”.
Por último y suspendido en el centro de la entrada del palacio se encuentra un anillo celestial de personajes indígenas que están monitoreando y contemplando estos tres conjuntos escultóricos representantes de las diferentes luchas culturales. El material utilizado para este anillo fue realizada con cestería que alude al data, lugar circular utilizado para la transmisión oral de historias, donde los ancianos compartían su sabiduría y conocimiento con las generaciones anteriores. “Estas entidades miran hacia abajo sabiendo que la guerra cultural no morirá, y que resistiremos. Nuestra cultura es fuerte», concluye diciendo Tahimik.
Kidlat Tahimik apareció con un llamativo taparrabos tradicional y terminó de presentar su nueva obra de una manera íntima y genuina. Al culminar, realizó una performance potente y personal en donde llegó a platicar con su madre en el cielo, donde compartió su filosofía propia y sin filtro y donde bailó de felicidad al ritmo de un instrumento tradicional. Ese ritmo y sonido que salió de su platillo terminó de rellenar el espacio que en su momento le pertenecía a las garras del abuso colonizador. Pero la justicia artística terminó sentenciando una entrega temporal pero simbólicamente permanente a la cultura filipina y sus ciudadanos en el Palacio de Cristal. A través del humor, la pasión, el orgullo nacional y la crudeza artística, Kidlat Tahimik logró crear un mundo con Magallanes, Marilyn, Mickey y fray Dámaso, 500 años de conquistadores RockStar digno de apreciar y disponible hasta el 22 de marzo de 2022.