LOS JARDINES DONDE SE IMAGINABA EL FUTURO: DE REFUGIO PERSONAL A CAMPO DE PRUEBAS
Por Pilar Gómez Rodríguez
Una exposición en el museo Vitra de Weil am Rhein (Alemania) recorre la historia, el presente y atisba el futuro del jardín. En su recorrido se pregunta por el modelo, o modelos, que han determinado durante siglos el concepto de un jardín ideal y la vigencia de este. Pero la muestra va más allá, mucho más allá al preguntar ¿qué pueden aportar los jardines a un futuro que valga la pena vivir? Entrevistamos a la comisaria, Viviane Stappmanns, que responde y avisa: “En una época de crisis climática e injusticia social el jardín se convierte en un lugar político”.
En Fleurs, el último libro del jardinero y escritor Marco Martella (editado por Elba), uno de los personajes se detiene en una cita del poeta Novalis que dice: “El paraíso está disperso por toda la tierra, he ahí por qué no sabemos reconocerlo”. El personaje reflexiona, le da vueltas… Y no sale de la encrucijada: “¿Es posible recuperar el Edén? Todavía me lo pregunto, y sé que moriré sin haber encontrado la respuesta. Pero puedo morir tranquilo. ¿Sabes por qué? Porque he cuidado de un jardín”. He ahí la respuesta al menos a qué es un jardín; nuestra parte de Edén al alcance de la mano. Nuestra contribución decidida a la belleza, a la sombra, a la naturaleza… ¿A quién no le gusta un jardín? ¿Quién no se siente ahí como en casa? ¿Qué ánimo no se apacigua bajo un arco vegetal?
“El jardín es un espacio en el que cobra forma la esperanza de un futuro mejor”, se lee entre los materiales de prensa de la exposición que durante todo este verano y hasta el otoño se puede visitar en el Vitra Design Museum de la localidad alemana de Weil am Rhein. Qué verdad es. En cualquier lugar donde el hombre cerca una parte de la naturaleza para crear un jardín también se refleja su propia relación con el medio natural y, en ocasiones, incluso la de sociedades y épocas enteras.
La exposición defiende el jardín como una disciplina de diseño independiente que se sitúa entre el arte, la arquitectura y el diseño, pero ¿no lo niega como el espacio de libertad que también es? Y si es así, ¿cómo se conjugan estas tensiones?
En el pasado, un jardín era el lugar de protección frente a la naturaleza salvaje que lo rodeaba. Hoy tenemos que preguntarnos quién necesita protegerse de quién y quién necesita más libertad. Durante muchos años, el ideal dominante de un jardín privado consistía en césped verde impecable, hortalizas de alto rendimiento y libres de plagas, algo que sólo podía conseguirse mediante un uso masivo de fertilizantes y pesticidas. La pregunta que se plantean ahora los diseñadores, planificadores e investigadores es la siguiente: sino podemos evitar intervenir, ¿no podríamos hacer que esa huella fuera menos destructiva o incluso convertirla en algo positivo? ¿Y si entendemos nuestro entorno como un jardín, un lugar que cultivar, cuidar y atender? La idea de un refugio sólo para nosotros queda desbancada por el concepto de un jardín que atraviesa nuestras ciudades y comunidades, ofreciendo espacios ecológicos y de igualdad tanto para las personas como para las plantas y los animales.
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