Frederique Constant, el nuevo carisma de un clásico.
Se nos ocurren pocas maneras mejores para celebrar un aniversario. La manufactura ginebrina Frederique Constant conmemora 35 años de la mejor tradición Swiss Made lanzando una edición limitada de 100 piezas de su gran best-seller, el Highlife Automatic COSC, especialmente dedicada a nuestro país.
Para lograrlo, la marca se ha unido al célebre escultor español Felipao, que ha dotado de su visión poliédrica, pop, colorista y carismática a un modelo que hará las delicias del público más joven y tecnológico, ya que cada reloj irá acompañado de un NFT numerado y una pequeña escultura de la icónica ‘menina’ del artista madrileño. La esfera combina tres símbolos representativos de tres momentos relevantes de la historia: el presente, simbolizad por el emoticono de la paz, el 6 heredado de la numeración arábiga y la X de la romana.
“Es todo un honor para mí porque es la primera vez que diseño un reloj y, además, ningún artista español hasta el momento ha hecho una colaboración con una marca suiza”, explica Felipao a White Paper By antes de ser él mismo quien nos presente en su estudio de la capital a Niels Eggerding, CEO de Frederique Constant. A sus 45 años, este ejecutivo holandés ha conseguido situar a la manufactura en una posición privilegiada en el mercado global como lo demuestra su crecimiento del 27% respecto al año anterior. Pese al optimismo por las cifras y la satisfacción por la colaboración recién presentada, durante nuestra entrevista con Eggerding nos queda patente que, para él, esto es solo es el principio. Los próximos 35 años de Frederique Constant, líderes del lujo accesible, prometen emociones tan fuertes como las que proporciona esta nueva colección.
Es la primera vez que Frederique Constant lanza una colección dedicada a España y al arte. ¿Cómo surgió la idea?
Conocía el trabajo de Felipao antes de poder conocerle a él en persona. Hace un par de años nos encontramos en Madrid en el Highlife Club –evento que reúne a profesionales de diferentes oficios– y quedé muy impresionado cuando hablé con él. Esta es una colaboración que nos ha ayudado a salir de nuestra zona de confort porque nosotros solos no podemos hacer un reloj así. Fue un gran desafío, pero le dimos una libertad completa a la hora de diseñarlo. El resultado creo que es muy excitante. Es la unión de dos mundos y los dos salimos beneficiados. Hoy en día las colaboraciones son clave, pero hay que salir más fuerte de ellas. Y creo que en eso hemos tenido éxito.
¿Qué te emociona personalmente sobre este modelo?
En mi opinión, es un reloj muy, muy sexy. Y nos excita y alza como marca atrayendo a un nuevo público, también a gente más joven. Estoy muy orgulloso de que Felipao quisiera colaborar con nosotros y acabó siendo un proyecto muy bonito, con un proceso de producción complejo, pero gratificante.
Siguiendo con tu respuesta, tengo la impresión de que este reloj va a atraer especialmente a los clientes más jóvenes y digitales. ¿Estás de acuerdo?
Completamente. Hoy los jóvenes tienen poder adquisitivo y quieren algo único, algo con lo que poder diferenciarse del resto. Y este modelo cuenta con esa cualidad. También creo que va a atraer a los admiradores del trabajo de Felipao. Además, si no conocieras el precio del reloj pensarías que es un modelo de diez mil euros y aun así lo querrías, pero no lo es. Y va acompañado de un NFT, una estatua, correas extras… es emocionante.
¿Y qué valores tienen en común Frederique Constant y España? ¿Quizá el amor por lo hecho a mano y la atención al detalle?
Eso seguro. Ayer aterricé por la tarde en Madrid y me fui a dar un paseo por el barrio de Salamanca. Mirando los escaparates de las boutiques descubrí unos preciosos zapatos hechos aquí por apenas 150 euros. Muy bonitos, con un acabado de lujo… quedé asombrado. Y eso es algo que tenemos en común: hacemos un producto precioso y de gran calidad a un precio muy accesible. Mientras toda la industria sube, nosotros seguimos ahí.
Este año celebráis el 35 aniversario de vuestra firma. Sé que es un camino muy largo pero, ¿dónde te gustaría llevar a Frederique Constant en los próximos 35 años?
Es difícil planificarlo, pero queremos seguir creciendo de una manera significativa. Ya somos una de las marcas más grandes de Suiza, superando a competidores que solían ser de un mayor tamaño que nosotros. Somos únicos y fabricamos nuestros propios calibres. Fuimos adquiridos por el grupo Citizen, pero seguimos teniendo muchísima independencia y eso nos hace especiales. Nuestro potencial de crecimiento es ilimitado, solo necesitamos encontrar una manera de llegar hasta ahí.
La polarización prima ahora en el mercado relojero internacional y me parece especialmente desafiante para una marca como la vuestra, teniendo en cuenta que uno de vuestros targets principales es el cliente de clase media y su poder adquisitivo parece reducirse día a día. ¿Cómo lidias con este escenario?
Es exactamente lo que está pasando. Hace un par de años hicimos un análisis muy profundo de la economía mundial con distintas consultoras y nos quedó muy claro que el segmento premium, el que empieza entre los 3000 y los 4000 euros, iba a seguir creciendo. Y nuestro segmento, entre los 500 y los 2000 euros, decaía. Así que decidimos reforzar nuestra apuesta por una fuerte manufactura y aumentar la reserva de marcha de nuestros calibres para posicionarnos en una posición ligeramente más alta, pero con el mismo volumen. La colección de nuestro modelo Highlife ya entra en el segmento premium y ha sido todo un éxito. Podemos trabajar ambos segmentos y cuando la economía pase a otro ciclo, seguiremos todavía ahí.
Y para conocerte un poco mejor, Niels, cuéntanos: ¿cómo nació tu pasión por la relojería?
Todo arrancó hace 25 años, cuando hice unas prácticas en una empresa distribuidora de relojes mientras estudiaba en la universidad. Me maravilló la belleza de los productos. Vendíamos relojes de Camel Trophy, de Zenith y, esto es increíble, también de Frederique Constant. Todavía recuerdo cuando su fundador, Peter Stass, llegaba con el maletín para vendernos sus relojes y todos los mirábamos y los tocábamos. Y 25 años después estoy aquí. Así empezó mi pasión y todavía hoy puedo pasarme todo el día hablando sobre relojes.
No sé si el haber empezado tu carrera desde abajo, como becario, te ha aportado una visión significativa y útil a la hora de dirigir toda una empresa…
Por supuesto. Yo me pasé siete años trabajando sin freno, vendiendo relojes y haciendo 80.000 kilómetros al año. Vendía modelos Certina en aquella época y nadie los quería. Luego me convertí en manager, así que he visto todo, cada inconveniente y cada mejora. Pero mi background está muy enfocado al mundo de los negocios. Creo que es muy importante que un CEO tenga un fuerte sentido empresarial.
¿De qué manera el legado de los fundadores, Peter y Aletta Stas, sigue presente en la compañía?
Yo empecé hace doce años, a los 33, trabajando mano a mano con Peter. Él me llevó de la mano y planifiqué toda la estrategia de ventas a nivel global. Las ventas crecieron y se abrieron muchas puertas para todo el equipo. Hace seis años, cuando fuimos absorbidos por Citizen, Peter decidió dar un paso atrás y me propuso para ser su relevo al frente de la compañía. Los dos somos holandeses y los holandeses somos muy directos. Continúo su legado, pero a mí manera, centrándome más en la gente. Prefiero elevar a los empleados que dirigirlos de una manera más jerárquica. He aprendido que a veces hay que ser duro y directo, pero que también se puede ser educado y amable.
