El ciclo expositivo de la Fundación Montemadrid «Fantástico Interior» se presenta para investigar nuestro interior y nuestra sensibilidad
El centro cultural, artístico y de formación de la Fundación Montemadrid ha preparado la actividades y exposiciones que se van a ver este año en el lugar. Con el objetivo de mostrar parte de la vanguardia oculta artística y de tratar de adaptar y anticipar los cambios globales y las nuevas necesidades globales a partir de un gran catálogo, el centro pretende cumplir sus cuatro áreas de actuación: Cultura, Solidaridad, Medio Ambiente y Educación. De entre ellas, una de las primeras que se han anunciado se trata de Fantástico exterior, que permanecerá en el centro hasta el enero del año que viene.
En este ciclo expositivo, Rafa Barber Cortell ha querido realizar un esfuerzo en común a partir de cuatro artistas que presentarán una imagen en concreto de todos los conceptos asociados al mundo interior en contraposición de todo lo que se oculta a un mundo exterior que está interconectado, así ampliándola y cultivándola. En un mundo en el que se te ofrece tato de forma tan accesible, hay que ver exactamente cómo te afecta y cómo el interior de uno se adaptado a estos tiempos de inmediatez de información y actuación. De esta forma, se trata de comprender la intimidad de uno mismo a partir de un arte, performances y escenificación.
Ad Minoliti: Cuentos peluche (27 de enero al 27 de marzo)
Desde que somos niños, no paramos de ver imágenes, escuchar sonidos, percibir olores que asociamos de una forma u otra a nuestra identidad. Algunas de estas son proporcionadas directamente a un ente que nos rodea y que define en parte desde nuestros gustos hasta nuestra orientación sexual. De esta forma, Ad Minoliti pretende volver a la infancia para volver a realizar esa elección, esta vez sin bifurcaciones concretas. A partir de una deconstrucción del cuento de Caperucita Roja apoyada en el arte geométrico de Ad Minoliti, la exposición intentará que nos desapeguemos a la carga política que nuestros conceptos tienen asumidos para así liberarnos y encontrar un bosque mucho más extenso de lo que creíamos.
Marina González Guerreiro: Título por confirmar (20 de abril al 19 de junio)
Los momentos cotidianos que acaban en rutina suelen verse no menos que como algo mecánico, desnaturalizado y monótono. Todas estas acciones tienen su propia belleza y espacio en nuestro interior como algo que quizá tenga más importancia de la que creamos y que no vemos porque su valor ha sido revertido. En el momento de nuestra adolescencia, este tipo de labores son abundantes y nos preparan para un avenir incierto. Marina González Guerreiro le da la importancia que necesitan a estas situaciones de transición con una representación visual de todos esos lugares que interconectan dos puntos sin tener mucha más utilidad.
Eva Kot’átkavá: Machine For Restoring Empathy (6 de julio al 2 de octubre)
Un ente metálico que representa todos los animales, plantas y objetos que nos rodean envuelta en un camisón de ropas entrecosidas. En él se analizan cuáles son las conexiones entre ellos y cual es nuestro papel y que se activa mediante costura y narración por grupos de experiencias personales, con el fin de cosechar la empatía.
Con todas estas metáforas, Eva intenta plantear un vistazo hacia la relación que tiene el cuerpo con su entorno y cómo las normas impuestas las condicionan. A partir de la empatía hacia el prójimo, se intenta filtrar parte de ella tanto a los animales como a las plantas como a los objetos y pretende generar un espacio que se retroalimente con el fin de desarrollar esta empatía por todos los puntos de vistas que se escuchan entre sus integrantes.
Korakrit Arunanondchai: Songs for Living, Songs for dying (19 de octubre hasta el 8 de enero de 2023)
Así como somos lo que recibimos, nuestra intimidad se manifiesta en todo aquello que hacemos. Ya sea lo espiritual o lo tecnológico, esta intimidad se mezcla en la consciencia colectiva para acabar en las siguientes generaciones. La cultura occidental tiene varias reglas y se manifiesta mediante varios símbolos que alguien extranjero puede observar, como es el caso de Korakrit.
Uniendo referencias populares junto a las actividades chamánicas que los coreanos realizaban en la masacre de Jeju y las protestas estudiantiles de Tailandia, Korakrit invita a abrirse a nuevas formas de narrar más transversales, horizontales e inclusivas, a cambiar el punto de vista desde que se ven las cosas y a darnos cuenta de las conclusiones a las que nos ha llevado nuestra cultura.