Espíritu wabisabi en el mediterráneo
ENTREVISTA
Valvanuz es una ceramista de Palma de Mallorca que trabaja artesanalmente en gres o porcelana. Hace piezas únicas, tanto en sus formas como en los esmaltes que emplea, de elaboración propia. a través de la experimentación, ha creado una propia paleta, que define su obra, la diferencia.
Valvanuz cerámica. Fotos por María Driessen
Tiene un estilo Mediterráneo. Combina una línea de servicio para el té, con una clara influencia oriental, como el wabisabi, que introduce el valor de los materiales naturales, la belleza de la imperfección. le gusta emplear materiales naturales para su artesanía, con el convencimiento de tener en las manos una pieza única e irrepetible, hace de los pequeños momentos, momentos únicos
¿Siempre supiste que lo tuyo era la cerámica?
No, no fue mi primera opción. Aunque quise estudiar Bellas Artes, terminé estudiando económicas y trabajando en un banco.
Un dia, compré arcilla y empecé a moldear. La afición fue creciendo y cuando hace 7 años se planteó un ERE en mi empresa, solicité la baja y monté mi taller.
¿Cómo ha sido entonces tu formación?
Tardía y ecléctica, he asistido durante varios años a La Escuela de Cerámica de Marratxi en Mallorca y a muchos talleres con grandes ceramistas nacionales como Ana Felipe o Ramón Fort.
El ultimo taller al que no pude acudir por el confinamiento era de Eric Landon @Tortus de Copenhaguen, que se iba a realizar en Madrid.
¿cual es el proceso que llevas a cabo hasta la pieza final?
Se empieza con la elección de la arcilla y su amasado “hasta 100 veces” según Joan Pere Català. Después moldeas la pieza a mano o a torno y se ha de controlar el secado. Si se ha torneado, hay que retornearla, eliminando la arcilla sobrante para hacer una pieza ligera. Se termina de secar y se lleva a cabo la primera cocción hasta los 1000 grados. Una vez que se enfría la pieza se esmalta con una fórmula de minerales y óxidos y se lleva de nuevo al horno, en este caso llegaremos a casi 1300 grados en una cocción de más de 12 horas. Es entonces cuando se produce la magia, abres el horno y ves el resultado.
¿Como definirías tu trabajo?
Las raíces mediterráneas están presentes en la simplicidad de las formas, que no aspiran a la perfección, sino la naturalidad y la armonía y en ciertas reminiscencias de una cerámica primitiva y ancestral.
¿Y qué me dices del acabado?
Dedico tiempo a la formulación de mis propios esmaltes, introduciendo recursos locales como la ceniza o tierras de la isla, buscando texturas y tonalidades. Todo ello hace que tenga una propia paleta de esmaltes que define mi obra y la diferencia.
¿Qué buscas con la singularidad del esmalte?
Cada pieza es original e irrepetible, nace para ser única, en su diseño y acabado. En un mundo tan globalizado es importante sentirse único y no una copia.
¿Cual es el presente de la Cerámica?
Está viviendo un auge muy importante a nivel internacional. Todos Los creadores de espacios y muchas Galerías incluyen piezas de cerámica artesanal en sus propuestas.
¿Cómo has conseguido darte a conocer?
Un dinamizador de esta expansión ha sido Instagram, permitiendo la comunicación entre ceramistas de todo el mundo, la exposición de nuestro trabajo y definitivamente el lugar donde nacen nuestros mejores contactos. En mi caso , estoy vendiendo en Estados Unidos y Europa gracias a la visibilidad de esta aplicación.
Un cambio radical ¿no?
Absoluto. Las personas tenemos que dedicarnos a aquello que hacemos mejor y nos hace más felices. No es fácil y no siempre se consigue a la primera, pero no es imposible.