ENTREVISTA A JAVIER SENOSIAIN

El Hombre y la Tierra

Hace años que hablar en términos arquitectónicos de respeto o integración en el medio no es ya un requisito o condición sino una obligación. Y más que una obligación algo que va de suyo y se da por descontado hasta llegar al punto de afirmar que la arquitectura solo puede ser sostenible, integrada, o de lo contrario no puede ser. Pero esto no era así hace unas décadas cuando un joven mexicano nacido en 1948 y llamado Javier Senosiain salía convertido en arquitecto de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde había entrado superando algunas dudas que pro- fesores motivados y motivadores, como Mathias Goertiz, se encarga- ron de disipar.

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Con tantas décadas de práctica arquitectónica y abriendo un camino propio, ¿cómo se siente cuando echa la vista atrás? ¿Se considera pionero?

Siento la misma inquietud que tenía cuando salí de la escuela por la búsqueda de espacios curvos, porque pienso que son más humanos, así como por el respeto a la naturaleza. En eso sí, veo que actualmente la población ha cambiado y es más consciente: eso me da gusto.

¿Ha variado su visión de la arquitectura orgánica desde que prácticamente la inventó hasta hoy que, en muchos casos, se ha vuelto tan transitada y casi obligatoria?

Yo no inventé la arquitectura orgánica. Lo que varió es que actualmente se tiene más conciencia sobre la ecología y parte de la arquitectura que se diseña en esta época es orgánica, más libre, donde fluyen el espacio interior, así como las formas exteriores respetando la naturaleza, pero Frank Lloyd Wright ya escribía naturaleza con N (mayúscula).

Si pudiera volver atrás, ¿qué cambiaría o qué paso no daría en su trayectoria?

Yo no cambiaría mi trayectoria como arquitecto. Pienso que la arquitectura me ha dado mucho; desde las enseñanzas de mis maestros, el contacto con colegas y alumnos, así como las vivencias a través de los espacios de buena arquitectura.

¿Qué proyecto guarda una historia más increíble? Por si la quiere contar ahora…

La Casa Orgánica, ya que ahí pude plasmar la investigación que realicé durante varios años sobre el espacio natural del hombre. En ella pude diseñar espacios que se adaptan al ser humano, como los que construyen los animales, que moldean sus viviendas de modo que son estas las que acaban adaptándose a su cuerpo. La Casa Orgánica se diseñó de acuerdo a necesidades ambientales, físicas y psicológicas y partiendo de su origen en la naturaleza, y respetando también los antecedentes del espacio a través de la historia.

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Entrevista : Pilar Gómez Rodríguez.
Imágenes : cortesía de Javier Senosiain/Arquitectura orgánica, de Jaime Jacott, Francisco Lubbert y el archivo Senosiain.