LA MARAVILLOSA HISTORIA DE GAVIN MUNRO
Érase una vez un huerto donde crecían sillas…
Parece un cuento de hadas o una película de ciencia ficción, pero no, es una idea, una idea brillante la que está detrás de FullGrown, una empresa creada hace más de quince años y que se dedica a cultivar muebles… literalmente. Sillas, sobre todo, pero también lámparas, alguna mesa y piezas especiales. Detrás de ella, Gavin Munro, un diseñador al que no le tuvieron que explicar la importancia de la sostenibilidad, ni los fundamentos del biodiseño… No. Le bastaba estar atento a lo que tenía alrededor. Un bonsái que parecía una silla llamó su atención de pequeño. Las estancias en el hospital le enseñaron que la naturaleza se podía modificar sin causar daño, sino todo lo contrario.
¡A él le estaba pasando! Sus vértebras necesitaron algo de tiempo, intervenciones y cierta guía para recolocarse y mientras él, convaleciente, miraba por la ventana, sin adivinar que un día actuaría sobre otra naturaleza hasta conseguir lo que se propusiese.
Parece que tiene una relación particular con el tiempo, con la paciencia. ¿Es posible que sus experiencias, quizás su larga estancia en los hospitales, hayan sido importantes para dedicarse a lo que hace?
Sí, sin duda. Uno de los hospitales tuvo una importancia decisiva, ya que estaba diseñado con mucha elegancia y tenía salas construidas justo en el bosque, por lo que todo el mundo podía verlo desde allí. La combinación de ver los árboles y estar realmente impresionado por la amabilidad y la competencia del personal del hospital me hizo querer emular las actitudes de las enfermeras y propiciar siempre la mayor cantidad posible de naturaleza y jardines.
En cuanto a la relación con el tiempo y la paciencia, empiezo a darme cuenta de que mi experiencia con el tiempo es muy rápida o muy lenta, y entre medias, un poco frustrante. Por suerte, la paciencia no parece ser tan necesaria como esperaba: cultivar sillas es más bien una cuestión de resistencia y de aprender cuándo hay que ser obstinado o cuándo hay que dejar que la naturaleza haga su trabajo.
¿Cómo recuerda el tiempo que pasó entre la idea y su puesta en marcha y la comprobación de que podía prosperar? Ansiedad, inquietud, miedo…
¡Ja, ja! Sí, eso es, ansiedad, inquietud y miedo. Pero también hay un contraste profundamente satisfactorio, ya que el proyecto pasó de ser una especie de “fábrica al aire libre” a ser un verdadero bosque organizado, ya que dejamos que el ecosistema llevara las riendas en la medida de lo posible. Por cada momento de ansiedad también encontramos un nido de pájaros en el asiento de una silla, señales indicando la presencia de erizos y constatando, en general, la gran cantidad de vida que hay en el huerto.
¿Cómo se sintió cuando por fin pudo sentarse en uno de sus diseños cultivados y supo que con paciencia y la naturaleza como aliada todo saldría bien?
Para ser justos, fue realmente asombroso. Como las sillas crecen al revés, siempre es una sorpresa cuando las giras por primera vez. Al principio, esperábamos que la sensación de sentarse en ellas fuera similar a la de tomar un whisky o un vino añejo, pero no esperábamos que se percibiera tan claramente la conexión con el bosque en el que crecieron. No sólo estás sentado en un árbol que ha crecido durante años, sino en una parte de las colinas de Derbyshire.
Entrevista : Pilar Gómez Rodríguez.
Fotografías : Robert Astley Sparke, Gavin Repton y Chris Webb.
