Entrevista a la ilustradora Anna Vermiglia De Carlo
Nacida en Milán, Anna Vermiglia De Carlo, se formó en el Center For Advanced Visual Studies, MIT, en Estados Unidos, y ahora se dedica a la ilustración, al diseño y también a la escultura. Ha trabajado para los principales periódicos y revistas italianas y también ha publicado libros ilustrados con las editoriales más prestigiosas de Italia.
La artista vive entre Milán, Robecco sul Naviglio, Salento y Berlín y en cada lugar donde se asienta sigue creando.
¿Siempre has sabido que te querías dedicar al mundo del arte?
Vengo de una familia intelectual de artistas. El entorno en el que crecí ha sido muy estimulante: los amigos de mis padres eran arquitectos, escritores, poetas, escultores, músicos, pintores, diseñadores, editores… era el medio intelectual de Milán, en ese momento muy inspirador y animado.
Empecé a dibujar cuando era muy joven y lo he seguido haciendo toda mi vida. Además del dibujo, como soy omnívora artísticamente hablando, me he dedicado a todo lo relacionado con las artes visuales. Siempre me ha gustado usar mis manos para crear cosas, y mi mundo imaginario siempre ha sido muy activo.
Por eso, por cómo crecí y cómo me criaron, creo que no tuve más remedio que dedicarme al arte. Incluso ahora en mi familia todos somos artistas: mi hija y mi hijo son músicos como el padre, mi hermano es escritor, mi sobrina es cineasta…
En el campo artístico he seguido muchos caminos diferentes: he trabajado mucho con periódicos y revistas para la ilustración, he colaborado durante casi 10 años en un programa de televisión infantil, he escrito e ilustrado muchos libros, entre ellos uno sobre cocina con 1200 dibujos. A menudo he participado en los proyectos arquitectónicos de mi padre (arquitecto Giancarlo De Carlo).
Últimamente comencé en Salento –sur de Italia- una pequeña producción de jarrones y muebles de jardín de hierro con artesanos locales, aunque mientras tanto continuaba con mi actividad personal de pintura y dibujo.
¿De donde obtienes tu inspiración?
Siempre tengo un montón de ideas, y mi único problema es no superponer esas ideas al mismo tiempo. Mientras pinto a una mujer imagino en mi mente el diseño de una silla de latón para el jardín, o una nueva forma para un jarrón, las ideas se retroalimentan, siento la necesidad de crear.
La inspiración viene de la vida diaria, de mis pensamientos, de la naturaleza, de las necesidades, de los problemas del mundo, de los humanos y sus comportamientos.
Dado que trabajas con una amplia variedad de materiales, ¿con cuáles te sientes más cómoda trabajando?
Mi primer amor fue dibujar en papel, pero realmente me siento cómoda con muchos materiales y me encanta experimentar y encontrar nuevas emociones. El único soporte sobre el que no puedo trabajar es el lienzo tradicional y la única técnica son los óleos. Lo intenté hace años y me sentí paralizada. Quizás porque implica un proceso demasiado largo, pero no es mi manera.
Habiendo dibujado y pintado siempre sobre una superficie, en algún momento sentí la necesidad de utilizar la tercera dimensión, por eso comencé a hacer mi ‘Pesci d’Oro’: esculturas/móviles de peces tallados en láminas ligeras de latón, que cuelgan sostenidos por una estructura circular, chispeando en continuo movimiento, resonando entre sí. Me encanta verlos moverse en el espacio.
También disfruto de la plastilina. Prácticamente cualquier material es un placer para mí. Y me encantan los colores y las infinitas posibilidades de combinaciones entre ellos.
Hemos visto que retratas en la mayoría de las ocasiones a mujeres ¿por qué?
Es una pregunta que me han hecho y yo también me he hecho a mi misma y no tengo una respuesta lógica. ¿Quizás porque las mujeres tienen un cuerpo más flexible, por lo tanto, más rango de movimiento? ¿O quizás porque puedo interpretar mejor sus emociones, siendo mías también? O porque tienen más colores, cabello, ropa, zapatos, más decoraciones en general. Pero en realidad creo que se debe a que las mujeres contienen la verdadera fuerza del mundo, y esta es una gran fuente de inspiración.
¿Cuál es el mayor desafío a la hora de enfrentarse a un lienzo en blanco?
No hay desafío, solo emoción.
Depende del tipo de pintura en la que esté trabajando, pero normalmente improviso, raras veces planeo el resultado, me divierto mucho más viendo lo que viene de forma natural paso a paso, solo ajustando el plano y dejando fluir la inspiración.
Normalmente hago el boceto a lápiz, por lo que tengo la opción de cambiar hasta encontrar la forma perfecta que estoy buscando. Soy muy exigente conmigo misma, precisa e incansable.
Si eres artista, el trabajo depende solo de ti, por eso creo que la disciplina es tu mayor obligación.
Pero cuando estoy trabajando en algo que disfruto, la idea de volver al trabajo me hace sentir el mismo tipo de emoción que una cita con una pareja, y eso no tiene precio.
