Entrevista a David Moragas: A Stormy Night
David Moragas debuta en el mundo de los largometrajes con ‘A Stormy Night’, una producción propia rodada en inglés y en blanco y negro. El joven catalán no solo es director del largometraje, sino que también es el guionista y actor principal de la historia. La película ha pasado por los festivales D’A y de Málaga y ganó el premio al Mejor Guion en el LesGaiCineMad. Ahora llega a España de la mano de Filmin. En esta entrevista, Moragas nos cuenta cómo fue el proceso de producción del proyecto, así como su inspiración para crearlo.
– Este ha sido tu primer largometraje, ¿de dónde te vino la inspiración para decidirte con este proyecto?
Una noche, en el piso donde vivía en Nueva York, vino un amigo de uno de mis compañeros y se quedó a dormir en el sofá. Esa tarde, antes de que llegara, mi compañero de piso me preguntó si me importaba que pasase la noche ahí. A mi honestamente me dio un poco de reparo porque mi habitación daba directamente al comedor, y detesto tener que conversar por conversar. En inglés lo llaman “small talking”. Se me da fatal. Lo odio.
Cuando llegó descubrí que era un chico majísimo y después de intercambiar un par de frases empecé a tener serias sospechas de que era gay, ¡como yo! Esa noche volví muy tarde a casa y cuando llegué estaba durmiendo en el sofá… ¡en calzoncillos! Hice mucho ruido a propósito; en plan eran las 11 de la noche y yo me estaba haciendo unos huevos revueltos. Después de toda la operativa se levantó para ir al baño y nos saludamos. A mi me dio tal vergüenza que me encerré en mi habitación con el plato de huevos revueltos.
Pasé toda la noche en vela intentando armarme de valor para salir del dormitorio y… ¡no sé!, jaja: ¿qué iba a hacer? ¿prepararle una tortilla? Cuando me levanté por la mañana se había ido. Estaba en Nueva York de paso (esto es algo muy común con los estudiantes internacionales que viajamos a USA con becas y demás; intentas viajar todo lo que puedes, vas de sofá en sofá), y esa noche no iba a volver.
Fue tan ardiente ese recuerdo y me dejó con tantas ganas de más, que escribí una película entera basada en lo que podría haber sido.
– Enhorabuena por tu papel, ¿cómo ha sido la experiencia de dirigir, escribir y actuar a la vez?
Es honestamente psicótico, especialmente el día en el que tienes que interpretar un personaje que has creado y escrito sobre papel. Lees el diálogo y piensas: ¿qué estoy haciendo? No le puedes preguntar al guionista que qué quiere decir con según qué palabras porque resulta que las escribiste tú mismo hace tiempo. Como director quieres hacer otra toma y como actor quieres secarte el pelo y comer un plátano. El actor que interpreta a Alan era a su vez mi pareja en ese momento; y el que interpreta a su novio, uno de sus mejores amigos. Honestamente no sé cómo lo hacen otros directores porque yo pensaba que me iba a explotar la cabeza.
Está claro que es un reto. Pero con la ayuda de un equipo comprometido y con ganas de colaborar es más fácil. Después está el hecho de que cuando ruedas por primera vez un largo y tienes ganas de jugar, todo se convierte en una aventura trepidante.
No volvería hacerlo con otro lago pero en este caso tenía que ser así.
– ¿Cuál es el mensaje principal que se intenta transmitir en el largometraje?
Que si quieres acostarte con un desconocido lo mejor es que seas honesto desde el principio porque si no te pasas la noche charlando y terminas en una friend zone de la que es imposible salir. ¿Te imaginas? La verdad es que cuando uno empieza a escribir una peli –¡al menos yo!– no lo hago con ninguna pretensión moral, ni teoría clara sobre nada. Me parecería un poco arrogante pensar que tengo suficiente autoridad como para proclamar un mensaje. Yo hago las pelis desde mi experiencia y las experiencias de mis amigos y amigas. Después de rodar, tengo la sensación de que el mensaje resultante es algo así como que vivir la vida con una actitud abierta, empática y generosa con las ideas de los demás puede ayudarnos a texturizar y ampliar las nuestras.
– ¿Consideras que lo consigue?
¡No lo sé! Como artista creas algo, cuentas una historia y luego recibes un poco de feedback –las redes sociales y poder hablar con amigas y amigos después de un visionado son fuentes maravillosas– pero es difícil hacerse una idea completa de si lo que intentabas contar ha llegado de alguna forma o no.
– En cuanto al colectivo LGTBI, ¿qué papel desempeña esta película en la representación cinematográfica de este?
Es una película que representa identidades que se adhieren a este colectivo. Es un colectivo muy amplio y muy diverso. En mi película aparecen representados principalmente dos hombres blancos cis gays de clase media. Uno es español y el otro estadounidense.
– El largometraje se presenta en blanco y negro, ¿podrías explicar qué se pretende conseguir con esto?
Minimizar y economizar los recursos del lenguaje, en una película que ya de por sí es bastante minimalista: dos personajes, una localización. Parecía coherente ilustrarlo con dos matices: el blanco y el negro. Y los grises que aparecen entre ellos.
– ¿Cómo fue la creación de los dos protagonistas? ¿Están inspirados en personas reales?
Están inspirados en ideas reales pero no necesariamente personas reales. En la peli cada protagonista tiene una forma diferente y prácticamente opuesta de ver el mundo. Dichas ideas a veces han convivido a la par en mi mismo. Algunas de ellas, de hecho, aún lo hacen.
– ¿Te sientes identificado con tu personaje, Marcos, y su forma de ser?
Da la impresión de que Marcos tenga que representarme porque es el personaje que interpreté yo, pero en realidad… ¡tenemos muy poco en común! Lo que pasa es que muchas de las ideas ilustradas en la peli sí las compartimos; solo que una parte de mi las ve como Marcos y una parte de mi las ve como Alan. No me identifico mucho con Marcos: es un poco borde y lo de dejar al ex en Barcelona de esa forma me parece francamente mal. Siempre pensé que Marcos era un poco egoísta; por otro lado detesta la confrontación y prefiere refugiarse en sus ideales –desde la resistencia y la reivindicación– antes que hacer frente a conflictos mucho más mundanos que le incumben: como decirle adiós a su ex, y explicarle que ha hecho un documental con imágenes suyas.
– ¿Por qué elegiste la ciudad de Nueva York?
En ese momento residía allí y me pareció oportuno. También me pareció interesante la intersección entre mi identidad española y mis experiencias vividas con una cultura tan diferente.
– ¿Tienes alguna recomendación cultural (cine, música, teatro, libros…) para nuestros lectores?
Ha sido un año durísimo pero han salido un montón de discos alucinantes. Anteayer uno de mis músicos y productores favoritos (produce música para HAIM, Solange, Vampire Weekend, etc), Rostam Batmanglij, sacó un cover de una canción de los Strokes que se llama Under Control. Me gusta mucho esa canción. Podría haber sido el himno de Marcos. La he escuchado en bucle desde que salió. A ver si os gusta.
– ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto actualmente?
¡Sí! Estoy trabajando en Un Altre Home (Otro hombre). Es una película que estoy desarrollando con Oberon Media; sobre la obsesión de un hombre con otro. Me lo estoy pasando muy bien porque por primera vez puedo escribir sin tener en cuenta ninguna limitación –bueno, ya me entiendes, no habrá grandes persecuciones ni robots gigantes– y me muero de ganas de rodar un proyecto en Barcelona. A Stormy Night sirve un poco como declaración de principios, como las bases sobre las que seguir contando historias.