Entrevista a Abe the Ape

Abe the Ape

Abe the Ape es el nombre artístico tras el que se encuentra el ilustrador Abraham Menéndez. Él se define como un mono que hace cerámica, ilustra para marquitas y marcones y le flipan los Risketos. Tenemos la suerte de poder hablar con él y descubrir lo que se encuentra detrás de sus creaciones, su inspiración y su irónica forma de ser.

  • ¿Cómo has vivido este último año que hemos pasado, y cómo ha afectado en tu proceso creativo?

Fue horrible, en marzo lloré, porque yo llevo toda la vida currando, por fin estaba tocando las pieles, y de repente llega marzo y todo lo que tenía pendiente de freelance y de todo se cae. La docencia se cae, no puedo dar talleres… Lo que pasa es que de repente, lo que son ventas online me empezaron a funcionar súper bien. También es verdad que este año, como siempre estaba haciendo cosas para marcas, nunca tenía tiempo para hacer mis propias cosas, entonces esta época me recordó al año que empecé con todo esto que me encerré y empecé a generar, pues igual. Entonces hice unas sillas, hice platos pintados a mano, saqué libretas, carpetas, de todo. Fue el momento de pararme y darme cuenta de que tenía tiempo de hacer todas las cosas que siempre había querido hacer.  Dentro de lo malo esto ha sido maravilloso porque he vuelto a hacer mis cosas, lo que yo quería hacer. También es verdad que a pesar de que yo no soy animal social, echo de menos dar clases, talleres, que te inviten a algún sitio… Porque apetecen ya ciertas cosas. Pero es verdad que en lo laboral he podido hacer lo que yo quería, porque llegó un momento que tenía tanto curre externo que, aunque te guste, hay un tercero, y de repente me vi que volvía a ser yo.

  • ¿Cómo y cuándo supiste que querías dedicarte a este mundo?

Yo siempre quise estudiar moda, pero lo dije con 18 años y no es como ahora todo lo del diseño, antes era como “este loco dónde va”, “estudia derecho, estudia medicina o estudia algo de verdad, no seas hippy” entonces mi madre me dijo “estudia otra cosa que sea de verdad, y con el tiempo si quieres ya hablamos de lo de moda”. Total, que estudié publicidad y relaciones públicas, pero como era un estudiante horrible, en vez de 5 años tardé 7, entonces ya mi madre me dijo que de estudiar moda nada, y me puse a trabajar. Yo siempre había tenido la espinita esta de moda, entonces, aunque hubo unos años buenos, como tenía un dinero ahorrado, decidí ahorrar un poco más y meterme en el IED a estudiar moda. Ahí me di cuenta de que yo para eso no valía, patronaje, modelaje, sastrería, era un desastre, sin embargo, cuando hacía figurines, estampados y otras cosas, los profesores se volvían locos. Entonces decidí tirar por ilustración. Lo bueno que tiene el IED es que te dan clase muchos profesionales, entonces La Casita de Wendy, Inés e Iván, fueron mis profesores de tesis, y me dijeron que les gustaba lo que hacía y que si les podía hacer unos estampados, se los hice, y luego tengo a Steve Mono, Gonzalo Fonseca, que hace bolsos, y me pidió unos tarjetones para una feria de Nueva York, y Moisés Nieto, que estudió conmigo, le hacía yo los estampados al principio… Entonces sales con una carta de presentación, que al final lo más difícil es meter la cabeza, y sales con tres marcas así molonas. Luego ya fueron pasando cosas y se fue engrasando todo, pero así fue un poco todo. La vida te va diciendo para lo que vales y para lo que no. Hay que tener un poco de autocrítica, adaptarse y no perder todo por el camino.

  • ¿Cómo se crea el nombre de tu marca, Abe the Ape?

Abe viene de Abraham, Ape, simio, no es por nada en especial. Fue una flipadez mía, porque pensé, el día de mañana cuando me conocieran en el mundo entero, la pobre mujer de Wisconsin tendrá que saber pronunciarlo, pues bueno, ahí seguimos. Y dije pues Abraham Abe, y qué rima con Abe, pues Ape, y me gustó, porque es como cachondo, son tres letras, tres letras, tres letras, para la gráfica acaban en E… Entonces se me ocurrió el logo, que es un simio con una chistera larga, que es el sombrero de Abraham Lincoln. Y está muy bien, pero es verdad que la gente no lo sabe pronunciar, y cuando doy el mail por ejemplo la gente no me entiende.

  • Tienes un estilo muy personal y característico, ¿de dónde te viene la inspiración para tus creaciones?

Sobre todo me gusta mucho el mid century norteamericano, todos los ilustradores de esa época, toda la animación de esa época, la UPA, los Looney Tunes, la Warner, el moviliario de esa época… Y me gusta mucho el cine clásico, ya no solo de los cincuenta sino de los cuarenta, en el que las mujeres, porque soy muy mitómano de las mujeres, que hasta que para irse a comprar una barra de pan se ponían la pamela y los guantes. Queda como demasiado parodia de todo lo que es femenino pero me encanta esa exageración, por eso me gusta dinastía, que dices, quién va vestida así aunque seas millonaria, nadie, ni Melania. Me gustan sobretodo los tiempos pasados y la estética por la estética. Por ejemplo, en cerámica lo hago todo funcional y utilitario, pero me encantaría hacer figuras, lo que pasa es que la gente no lo entiende, yo creo que si algo es bonito, ya tiene una utilidad, para mi eso ya es una función, yo llenaría mi casa de figuritas.

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  • ¿Qué significan las pastillas que se encuentran en tus platos?

Pues es que yo tampoco tengo mucho mensaje, tengo una chica en un plato que está súper feliz, y está con los brazos en altos y salen volando pastillas, y me hizo gracia porque como que está feliz medio drogada, además la hice como señora estupenda. Y luego las pastillas, yo las tenía dibujadas sueltas a parte de con la señora, entonces me pidieron un papel para Coordonné tropical, y tampoco quería hacerlo solo con hojas de palmera, tampoco quería meter flamencos porque está muy visto y los hay maravillosos, entonces se me ocurrió, ¿y si en vez de flamencos entre las hojas le meto pastillas? Y pensé que me lo iban a echar abajo, pero no. A la gente le hace mucha gracia el tema pastillas porque se identifican bastante, y de vez en cuando las meto, de hecho, hay gente que tiene vajillas antiguas un poco feunas, y me dicen “méteme aquí unas pastillas y alégrame un poco esta vajilla”. Entonces lo de las pastillas fue así, te podría contar una milonga, pero es que no la tengo.

  • En tus redes sociales, específicamente en Instagram, pones textos en los que juegas mucho con la ironía, el humor, eres muy natural… ¿es esto una estrategia o es parte de tu personalidad?

Es un poco de todo, yo todo me lo tomo a guasa, hasta las desgracias, tengo un humor bastante cabroncete, lo bueno es que se me reír de mi también. Es verdad que en redes, a parte de que es lo que me gusta, porque yo tengo el Instagram que me gustaría ver a mi, yo quiero alegrar, porque al final Instagram yo lo uso como una herramienta laboral, yo no estoy ahí para hacer amigos, sino para vender mis cosas, pero ya que voy a eso por lo menos que entretenga, que no sea “saco a la venta tal cosa el día tal”, eso a mi me aburre, hay marcas que quiero y admiro mucho pero que son así, que es verdad que funciona también, pero como a mi no me gusta, no se lo quiero hacer a los demás. También es verdad que es un poco estrategia porque hay mucha gente con la que la empatía funciona, al final vendo muchas cosas en muchos rangos de precio, y dirán “pues mira le voy a comprar a este, que el otro día estaba yo hecha polvo y el tonto de él me hizo reír un poco”. Y te acerca mucho, la gente respeta, yo no tengo haters, mira que soy cafre pero no, nunca me dicen nada. Entonces yo creo que es un poco todo, estrategia y también como las redes me aburren pues por pasármelo un poco bien.

  • ¿Por qué elegiste la cerámica como lienzo para tus ilustraciones?

Pues por eso mismo, me parece un lienzo, es verdad que quería hacer camisetas al principio cuando salí, pero de repente encontré un curso de estampación en cerámica, y dije pues al final es un lienzo. Es verdad que te recuerda a tiempos de abuelillas con los platos colgados, pero hay también el factor suerte, que hay que trabajar mucho, pero la suerte existe, y justo en el momento en el que salí yo no había muchos haciendo platos, pero se empezaron a poner de moda, en las revistas de decoración había platos colgados en las paredes. Y empecé así pero porque me surgió lo del taller, que si me llego a encontrar un taller de bordar alfombras igual hubiese empezado con alfombras. Pero a mi la cerámica es algo que siempre me ha encantado, me parece que le da más caché a todo, es mucho más noble, y a mi la artesanía me gusta mucho, y cada vez más, ahora que trabajo con artesanos todo el rato lo valoro muchísimo.

  • ¿Conoces el proceso con el que se crean los platos en los que luego plasmas tus ilustraciones en Talavera?

Si, yo voy mucho a Talavera, cada vez que se crea una nueva pieza tengo que ir, porque no es lo mismo dibujado en 2D, que es lo que hago yo, que una vez plasmado en un objeto, puede no quedar bien cuando se pone la ilustración el la pieza. Entonces con esa excusa yo siempre estoy ahí y me van explicando el proceso, las técnicas, lo voy viendo… Después de tantos años ya me voy enterando un poco de todo. Lo hacen principalmente con torno, pero también con moldes porque lo mío es muy figurativo, yo tengo un jarrón de reina que tiene el culo muy grande y muy redondo, y lo que es el culo se hace con torno, pero el resto es en escayola y se saca el molde y de ahí las piezas.

  • ¿Cómo definirías la cerámica?

Muy cabrona, es horrible, porque todo puede salir mal, no es una ciencia exacta, y como está viva, puede que lo hagas todo bien, y de repente un día te sale todo mal habiendo hecho el proceso exactamente igual que siempre, porque lo mismo ese día hacía más calor fuera, o llovía, la presión atmosférica también influye, y se te puede reventar la pieza. A día de hoy nadie, incluso Talavera, tiene la ciencia exacta ni la certeza de que todo va a salir bien, de hecho, yo una vez estuve haciendo una entrevista para AD, y tenían un taller con el 40% de la producción para tirar, y yo decía por dios no rompas esto que la pieza está perfecta, pero los niveles de exigencia son muy altos, y lo mismo había un picado, una burbuja… La cerámica es muy bonita pero muy frustrante.

  • En cuanto a tu proceso de trabajo, ¿cómo funcionas?

Me pongo, es un trabajo, hay días que te sale y días que no, yo tengo una rutina y unos horarios, es verdad que hay días que lo rompes, pero esto no es cuando te apetezca, tienes que forzarlo, y hay días que no tienes nada pendiente pero tienes que seguir trabajando, primero porque se supone que te gusta y segundo porque es un trabajo, tienes que ejercitarlo todo el rato, es dibujar, dibujar, dibujar… Unos días tienes un proyecto en mente y otros es dibujar por dibujar, a ver lo que sale. Es un curre, todos los días todo el rato, un curre fuertecito.

 
 
  • Si miras atrás, ¿con qué pieza te quedas?

Hay una ilustración que a mi me gustó mucho como quedó, que la hice para el aniversario de Shakespeare y me gustó mucho, hice un dibujo basado en La Tempestad, y lo veo a día de hoy y pienso “ojalá hacer más cosas así”. También el plato que le hice a Angela Lansbury, eso fue muy fuerte.

  • ¿Tienes algún proyecto a la vista?

Si, a nivel freelance tengo varias cosas que me hacen ilusión, con una marca de álbumes de fotos diseñados por mi, y luego tengo una cosa con Chanel, que estoy muy feliz.

TEMPESTAD EXPANSION
  • ¿Tienes alguna recomendación del ámbito del diseño, cerámica, moda…? ¿Y cultural (película, libro…)?

Me encanta una mujer que es muralista que se llama Elvira Solana, es maravillosa. En cuanto a cine te voy a hablar de Melodías de Broadway 1955 (The Band Wagon), de Fred Astaire, Cyd Charisse, es maravillosa, porque dentro de lo que es el musical, que es como alegre, tiene un poso bastante amargo, y te cuenta cómo es la vida de los actores, actrices, un poco Ha Nacido una Estrella. De repente se junta uno que está un poco en decadencia, y una que está empezando a brillar, un poco como “todo pasa”.