El Renacimiento de las Fragancias Bienaimé

Bienaimé

Cualquiera que haya recorrido los salones de Versalles habrá reparado en los majestuosos tocadores dedicados al cuidado personal de la nobleza. Lugares de culto para empolvarse el rostro, marcarse las mejillas y taparse
las enfermedades. Desde aquel siglo XVII y hasta la actualidad, Francia se ha mantenido a la vanguardia de la creación perfumera y cosmética. Un lujo reservado para unos pocos hasta el siglo XIX, cuando las fragancias se generalizaron como complemento de la toilette femenina. Antes de la Revolución industrial, los productos se habían vendido al peso bajo rótulos genéricos, pero cuando la competencia llegó al mercado, así como la necesidad de diferenciarse de las otras casas, se hizo del etiquetado y del embalaje un arte influido por el modernismo y el art-decó. 

Por un lado, el frasco surge como símbolo de cada Casa, tanto por el exterior como por el contenido. Recipientes donde los motivos florales y frutales se esbozaban con las rugosidades de los dorados. Por otro lado, seguía existiendo esa necesidad – que no tendencia– de usar y no tirar los objetos, los útiles, aquellas herramientas de la vida cotidiana que no tendrían por qué morir después de un primer uso. Confluían entonces en el embotellado la finalidad estética y la funcional, creándose verdaderas piezas de arte. 

Muchas de estas reliquias siguen pasando de mano en mano, renaciendo con cada dueño. Una de ellas, una clásica polvera de los años 30 creada por el maestro perfumero Robert Bienaimé, acabó en un mercadillo online del que Cécilia Mergui, coleccionista de piezas art decó, la rescató. Maravillada por los artículos y el modo de consumo de belleza de antes, hace dos años recuperaba la marca Bienaimé, inactiva desde la década de los 60, y le daba una nueva vida. Como Mergui explica, “es uno de los únicos aspectos que no ha cambiado en absoluto. Es la belleza de la creación la que se repite una y otra vez, que también se enriquece en el proceso”. 

Fiel a la vanguardista herencia histórica, Bienaimé continúa con el espíritu experimental de su fundador, infundiendo un toque de modernidad a cada nueva creación olfativa, contenida en un diseño clásico pero ecológico. Cada botella se realiza siguiendo una técnica ancestral. Primero, se diseña el molde de la botella, con una forma inspirada en el art decó y complementaria al tapón de rosca. Después, la botella se produce en una fábrica francesa que data de 1916, una de los últimos lugares donde se siguen empleando seis manos para producir una única pieza.

BienAimé

Al ser una apasionada de la colección, imagino que las botellas también se diseñan con esta función. 

Ese era mi sueño. Cuando rediseñamos la botella, la idea era hacer un objeto de arte, algo digno de ver, pero también algo valioso. Por eso hemos trabajado con el mejor de los proveedores para fabricar esta botella. Visité la empresa durante la producción y me conmovió mucho ver el nivel de artesanía necesario para fabricar la botella
Bienaimé. En cuanto al tapón, que es una concha dorada, el diseño está inspirado en un documento en el que se podía ver un tapón en forma de abanico. Decidimos reinterpretar este abanico en forma de concha, porque la forma de concha es muy emblemática del estilo art déco, y también muy femenina. 

¿Quién se encarga de diseñar los estuches y de seleccionar los materiales sostenibles? 

Nada más comprar la marca, sabía que haría falta alguien apasionado por lo vintage y las marcas antiguas para ayudarme a replantear la estética de Bienaimé. Conocí a algunos diseñadores, pero sólo uno fue capaz de entender realmente los aspectos esenciales necesarios para volver a dar vida a una marca antigua. Debe haber los elementos suficientes para que la gente se sienta familiarizada, pero no demasiados, porque si no se corre el riesgo de parecer un pastiche de la marca original. El diseñador es Romain Chirat, de Etablissements Studio. Juntos desarrollamos la nueva Bienaimé y no hubo ningún momento en el que no estuviéramos de acuerdo con el aspecto que debía tener, pero hubo que afinar en los detalles porque queríamos crear una marca atemporal. Sólo el tiempo nos dirá si hemos acertado.

¿Qué tradiciones se conservan de Robert Bienaimé y qué innovaciones se han realizado?

Robert Bienaimé poseía mucha sabiduría, por eso es lógico que creara su propia empresa. Era químico, perfumista y también tenía grandes conocimientos de ingeniería en materia de envasado. Era único en su época. De ahí que su empresa fuera conocida por ser muy puntera en fórmulas de perfumes y cosméticos, así como en envases. Esta fue nuestra principal inspiración a la hora de revivir Bienaimé, queríamos conservar este espíritu vanguardista,
pero al mismo tiempo ser fieles a los orígenes. El nuevo concepto de la marca es una mezcla de homenaje al pasado (se han mantenido los dos logotipos, el más emblemático de los cuales es la firma manuscrita de Robert), pero sin perder de vista el presente. Las fragancias también se diseñaron para que recordaran la época de los
años 30, con notas empolvadas y florales, pero al mismo tiempo manteniendo la sintonía con el presente y con lo que las mujeres quieren llevar ahora. Las fórmulas cosméticas también fueron pensadas así, manteniéndose fieles a los orígenes y haciendo gala de un savoir-faire tradicional pero también muy actual.