El especialista francés de la Segunda Guerra Mundial nos cuenta la historia de El Médico de Himmler
¿Cuándo acabará esto? Llevas días de trabajo, comida escasa, tratos humanos ínfimos, mente botada, nublada por la tristeza del prisionero que sabe que no saldrá nunca de allí. Fuiste un objetivo de la Solución Final y has escuchado leyendas, historias monstruosas de las duchas alemanas. Si entras, no sales de allí, resultó ser el resumen y temes que el momento llegue.
Pasan los días entre la penumbra y la suciedad y por fin te desplazan. <<Hasta aquí he llegado>>, piensas con resignación mientras sigues a una cola que no se presenta esperanzadora. Te acercas tambaleándote hasta ella y cuando la atraviesas observas… que eres libre. No es ninguna trampa, ningún capricho salvaje de los nazis. Puedes irte. ¿Cómo se ha llegado a ese punto?
François Kersaudy nos cuenta la historia de un médico en la época del nazismo, uno que tuvo la suerte o la desdicha de convertirse en terapeuta oficial del Reichsführer de las SS: Heinrich Himmler. Tras una investigación exhaustiva, ha contando con los diarios de Felix Kersten en los que describía sus conversaciones con un padre de familia, amante de los animales, la ciencia y la historia medieval, al igual de un ser despiadado, fanático y verdugo implacable. Entre tratamientos y terapias, consiguió librar a cien mil prisioneros de su aciago final.
Los dolores del nazismo
Felix Kersten era un terapeuta alemán nacionalizado finlandés que aprendió a realizar terapia fisioneural de la mano de un médico tibetano. Sus habilidades quedaron tan patentes en toda Europa y Estados Unidos que el mismo Himmler le solicitó para tratar sus problemas abdominales y transformarse en su médico personal: el médico de Himmler. En su posición, pudo volver a ver los horrores del nazismo. No solo apresaban ciudadanos de su Livonia natal, sino de todo el mundo.
Decían que su preferencia eran los judíos, pero juraría que había visto a disidentes alemanes, prisioneros de guerra, incluso civiles de los países conquistados. Y entre masaje y masaje, comprendía que los nazis no harían nada por cambiar su rumbo. Tenía que hacer algo. Aliado con los gobiernos suecos y finlandeses, se encaminó a sonsacar información al Reichführer mientras que los mismos alemanes desconfiaban de él más y más. El resto es historia.
El Médico de Himmler se trata de una recopilación de testimonios ambiciosa que François Kersaudy llevó a cabo con tal de conocer la verdad tras su figura. ¿Era un buen samaritano que no quería ver ningún derramamiento de sangre o tal vez un pícaro que se aprovechó de las circunstancias con el fin de que no lo juzgarán como al resto? Esta decisión queda para el lector, que por mano de Taurus, podrá decidir su lugar en la historia.