El Museo de Artes Contemporáneas Grand-Hornu (MACS) ofrece una retrospectiva de la compleja y viva obra de Ángel Vergara.
La exposición recorre la evolución de su práctica artística, desde las primeras «películas pintadas» que realizó en los años 80 hasta los dispositivos de vídeo que registran la pintura en curso, pasando por una galería más clásica de grandes lienzos.
Quince años después de la exposición El Pintor, donde Vergara reveló notablemente la serie Les Voisins, nos amis, 14 retratos animados de vecinos de Grand-Hornu que creó para el 50 aniversario del MACS, esta vez el trabajo inclasificable de este extraordinario artista se presenta en el contexto más amplio de una exposición de sus pinturas.
A través de la actuación, la instalación y el vídeo, Ángel Vergara siempre ha colocado «el acto de pintar» en el centro de sus obras y ha afirmado su presencia en el espacio público trabajando bajo una sábana, que sirve como un estudio portátil. De esta manera, el artista, alias Straatman, ha llevado durante más de treinta años la pintura «a la calle», saturándolo con el flujo constante de la vida, reproduciendo sus ritmos sincopados como un músico de jazz y sus movimientos como un director de cine.
La ficción que introdujo desde una etapa temprana en su práctica lo estableció como descendiente de Fluxus, similar al arte poético y político de Marcel Broodthaers. Por otro lado, sus «películas pintadas», obtenidas a través del uso combinado de la cámara, las placas de vidrio y los toques de color, le permitieron, sobre todo, conciliar el arte y la vida mediante la sincronización de la pintura y el mundo a través de un juego interminable de opacidad y transparencia. Debido a que sigue siendo sobre todo un «pintor en el trabajo», Ángel Vergara está persiguiendo para siempre su sueño de una pintura en constante evolución, cuya finalización siempre está retrasando, mientras nos promete su inminente aparición.
El MACS
Situado en la antigua carbón de Grand-Hornu, lugar clasificado como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, el Museo de Artes Contemporáneas de la Federación Valonia-Bruselas (MACS) abrió sus puertas en 2002. Junto con el Centro de Innovación y Diseño (CID), constituye uno de los polos culturales orientados a la multidisciplinariedad de las artes.
Además de las más de 450 obras que completan una rica colección, el museo desarrolla un amplio programa de exposiciones de ámbito internacional, a veces monográficos y a veces temáticos, presentando principal atención a la mediación cultural, a la publicación de obras y a la edición de litografías.
Su principal objetivo es desarrollar un conjunto representativo de todas las principales tendencias actuales, manteniendo al mismo tiempo una fuerte resonancia con el sitio donde se conservan.
Al igual que una biblioteca de obras de arte, la colección no está en exhibición permanente en Grand-Hornu, pero contribuye a numerosas colaboraciones, a través de préstamos con instituciones belgas y extranjeras.