El Aire que me Falta: lo que viene después de la tragedia
Luiz Schwarcz nos deja sin aliento con la narración de generación tras generación embrujada por el nazismo con El Aire que me Falta
En lo alto de una montaña perdida de los Alpes. Solo piedras y algo de vegetación a la vista, frío en su piel, poco oxígeno en sus pulmones. En ese momento, Luiz Schwarcz experimentó un recuerdo de algo que no había vivido y que, por desgracia, había heredado: el trauma generacional de tener que escapar de los nazis. El Aire que me Falta es ese libro, una historia sobre como hechos horribles, situaciones desastrosas para una familia pueden afectar a sus vástagos de igual o incluso mayor manera.
Recuerdos que no son tuyos
Hoy en día, Luiz Schwarcz es un escritor de cuentos infantiles que fundó junto a su mujer la Companhia das Letras en su Brasil natal. Cualquiera diría que alberga una herencia tan pesada a simple vista, pero, como suele ocurrir en estas historias, las circunstancias sobre las que se revuelven son de todo excepto simples. En una vorágine de recuerdos y sentimientos que acaban donde termina el otro, el escritor brasileño recuerda: ese silencio sobre el pasado, esa sensación de no pertenecer a tu país, esa angustia existencial de cuyo origen dudas, esa sensación de querer compensar algo, quizá la atención de unos traumatizados padres, y que te acompaña allá adonde vayas.
Y entonces, te miras al espejo y no puedes reprimir decirte que eso no está bien, que a los demás no les pasa nada de eso. Entonces, ¿por qué a él sí? Parte de sus pulmones se han quedado en una tierra y en una época a la que nunca volverá.
Profunda, íntima y dolorosa, El Aire que me Falta es una conversación cara a cara con nuestros dolores y su procedencia y cómo nos gusta hurgar en la herida. Random House ha querido traernos esta confesión pública que ya está en España y sobre la que se pueden lanzar paralelas a tantas otras desgracias.
