Del 6 al 11 de mayo, Madrid volverá a convertirse en epicentro del cine documental con la celebración de una nueva edición de Documenta Madrid, el Festival Internacional de Cine Documental organizado por el Ayuntamiento de Madrid.
En su 22ª edición, el festival no solo mantiene su apuesta por el cine de no-ficción contemporáneo, sino que amplía su mirada con una programación paralela que dialoga con los archivos, la memoria y las imágenes que resuenan en el presente.
De la mano de La Casa Encendida, Documenta Madrid colabora para presentar «Cuando Estados Unidos se atrevía a soñar», un ciclo de cuatro películas que serán proyectadas entre el 6 y el 9 de mayo. Las cintas, firmadas por cineastas extranjeros, utilizan imágenes de archivo para indagar en momentos críticos de la historia reciente de Estados Unidos, cuando la crisis, la contracultura y el arte convivieron como formas de resistencia y cambio.
La sección forma parte del programa Cámaras lúcidas, un espacio del festival dedicado a obras que interrogan el presente a través de una mirada crítica, poética y política. Este año, el archivo es protagonista: no solo como recurso visual de creación estética sino como campo de memoria activa. En una era saturada de imágenes instantáneas, estas películas se detienen en el pasado para pensar el futuro.
Cuatro películas, cuatro visiones del sueño americano
El ciclo comienza con Henry Fonda for President (Alexander Horwath, 2024), una relectura del actor estadounidense como figura cultural y política.



Le sigue Grand Theft Hamlet (Pinny Grylls y Sam Crane, 2024), una pieza híbrida que juega con el teatro y los videojuegos para explorar el poder simbólico de la narrativa shakesperiana en contextos contemporáneos.

El tercer título, Ernest Cole: Lost and Found (Raoul Peck, 2024), recupera el legado del fotógrafo sudafricano exiliado en Nueva York, cuyas imágenes documentaron la lucha por los derechos civiles con una mirada incisiva.



Cierra el ciclo Caiti Blues (Justine Harbonnier, 2023), retrato íntimo de una cantante de blues atrapada entre el desencanto y la búsqueda de sentido en un Estados Unidos rural y marginal.


Las cuatro películas comparten una voluntad de pensar Norteamérica desde fuera, desde el margen. Son visiones foráneas que iluminan un territorio en conflicto constante consigo mismo, pero también lleno de voces que han desafiado el conformismo con arte, pensamiento y activismo.
Una red de sedes para el pensamiento crítico
La Casa Encendida se suma así a una red de sedes que incluye a Cineteca Madrid —epicentro del festival y sede de la sección Corte Final—, el Museo Reina Sofía, Filmoteca Española, Fundación Casa de México y otras instituciones culturales nacionales e internacionales que consolidan a Documenta Madrid 2025 como uno de los principales espacios europeos para el cine documental de autor.
El festival mantiene sus tres secciones competitivas (Internacional, Nacional y Corte Final), con más de 36.000 euros en premios y un impulso especial a la distribución de las obras seleccionadas. Además, ofrece una ambiciosa programación paralela con retrospectivas, encuentros profesionales y talleres.
En esta ocasión con el archivo como detonante de pensamiento y de memoria política, Documenta Madrid 2025 reafirma su vocación: ser un lugar donde las imágenes no solo se ven, sino que se piensan.