El diseño de Cécile Canel y Jacques Averna pretende utilizar la investigación como herramienta para hacer evolucionar los problemas sociales. Con su proyecto Vire-volt pretenden reducir el consumo de energía mediante unos rótulos autosuficientes gracias a las fuentes energías que nos rodean.
Año 2013, Cécile Canel y Jacques Averna se conocen durante sus estudios en ENSCI les Ateliers. Comienzan a colaborar juntos en proyectos fuera de la escuela, más concretamente preparando talleres para jóvenes. Llega la graduación, y con ella numerosos viajes en los que la pareja profesional descubren varias y diferentes ramificaciones del diseño. Aunque, actualmente, están más orientados a la parte de investigación, han trabajado en varias instituciones y estudios.
Efectivamente, la investigación y el diseño son los factores que explican su labor y que se materializa en el proyecto Vire-volt. Un proyecto formado por dispositivos mecánicos y estilísticos que buscan dar solución al problema de la contaminación lumínica. Mientras se centran en los rótulos de las tiendas, en los objetos que consumen más energía, a la vez apuestan por defender el trabajo artesanal, abogan por recuperar ciertas habilidades artesanales.
Los letreros Vire-volt se mueven con el viento, con el abrir y cerrar de las puertas, cobrando de esa manera vida. Una propuesta funcional que ha sido exhibida en las Semanas del Diseño en París y Bratislava, en la Bienal Émergence en Pantin, la Bienal Internacional de Diseño de Saint Etienne 2021 y en el festival Design Parade en la Villa Noailles.
Todo se basa en mover el debate, hacer conscientes con sus diseños de los problemas sociales, además de presentar una posible solución a ellos. Mediante la unión de investigación y diseño consiguen llegar al punto de abordarlo, de aportar otro punto de vista a cuestiones que pueden llegar a ser conflictivas. Al fin y al cabo, ven su trabajo como un puente que conecta el mundo de la mayoría con el de la ingeniería.
Cécil y Jacques tienen muy claro su objetivo, llevar a cabo investigaciones en profundidad, multidisciplinares que permitan abrir un mundo de opciones y propuestas que se puedan debatir y que se desarrollen críticas constructivas y entusiastas, hechos que ayudan a movilizar a las personas y a que sean conscientes de las causas sociales, en este caso.
El mundo de la señalización luminosa conlleva un alto consumo de energía eléctrica, además de contaminación lumínica urbana. De hecho, la electricidad ha sido el camino elegido por la señalización, y que ha ido en aumento, a partir de la aparición del tubo de neón, conectando como si fueran sinónimos electricidad y modernidad.
Sin embargo, tiene su parte negativa, ya que amenaza la biodiversidad de las ciudades, sin contar con el alto consumo de energía que conlleva. Estos son algunas razones por las que los científicos han apoyado el discurso de tener que apagar las luces, además de que ya existen leyes que han tratado de imponer restricciones.
El principal problema ha sido la falta de soluciones atractivas, lo que ha provocado que los comerciantes no estén a favor de apagar sus carteles cuando la noche toma la ciudad. Aquí es donde aparecen Cécile y Jacques, quienes se preguntan cómo pueden promover el apagón a través del diseño. Su respuesta es crear una serie de rótulos autosuficientes que funcionan gracias a la luz natural, el viento, los movimientos mecánicos de la vida cotidiana y la electricidad que ya moviliza la ciudad, y cuyo uso se puede optimizar.
Una solución adaptada a nuestro tiempo, en la que se recuperan elementos artesanales, se aboga por la sostenibilidad, pero sin perder esa chispa atractiva que deben tener los carteles para cumplir con su función. Al fin y al cabo, algo puede brillar por sí solo, no necesita mil voltios para ello, todo lo que le rodea le hará relucir entre la oscuridad.