COMME DES MACHINES. ENTREVISTA

¿Cuándo comenzasteis a tener en mente la idea?

En el mismo instante en que conocimos la impresión 3D supimos que teníamos ante nosotros la herramienta que necesitábamos. Era 2014. Para entonces, parte del equipo teníamos una amplia trayectoria en la industria de la moda y éramos plenamente conscientes de las dificultades con las que se encuentran las marcas y empresas a la hora de fabricar. No tenemos empresas manufactureras. La pandemia nos lo ha dejado claro de forma feroz. Por si fuera poco, había que afrontar una crisis climática que nos tiene contra la pared y un cambio de paradigma digital, todo ello dentro de unas economías de escala que obligan a mínimos draconianos, entre otras cosas. La impresión 3D nos permitía cambiar la partida. Así que decidimos explorar si esas posibilidades eran tan reales y tan claras como se nos antojaban a nosotros. Empezamos a robar horas a las noches para compatibilizar nuestros trabajos con la impresión 3D. En 2016 sentimos que ya estábamos preparados y que el momento adecuado había llegado.

¿Qué es lo que más ha evolucionado, a nivel organizativo, desde que iniciasteis la empresa?

Todo. Hemos cambiado nosotros, nuestra empresa, la propia tecnología, los tiempos… La pandemia y la emergencia climática han acelerado exponencialmente el cambio de paradigma que afrontamos. Los constantes y dramáticos problemas en las cadenas de suministro son un síntoma de ese cambio. No son un problema coyuntural. En ese sentido, hemos sentido un cambio radical. Cuando comenzamos, eran todavía una minoría los que buscaban una alternativa; pero, desde el año pasado, esto ha cambiado drásticamente. Eso en cuanto al contexto. En cuanto a nosotros, hemos madurado mucho. Nos hemos capacitado a todos los niveles. Empezamos con 2 máquinas. Hoy tenemos 20 de distintos formatos y planeamos incorporar otras 5 antes de que termine el ejercicio para responder a la creciente demanda que afrontamos. Por último, nuestro expertise. Más allá de todos los recursos que dedicamos a investigación, son las producciones las que más te transforman cualitativamente. Afrontar la primera colección de la historia dirigida al mercado de masas fabricada en 3D que desarrollamos junto a Mango, es un hito histórico del que nos sentimos muy orgullosos de haber formado parte. Aquel proyecto dejó constancia de las posibilidades que ofrece la impresión 3D. Es tan flexible que puede adaptarse a cualquier forma, a caballo entre la artesanía y la industria.

¿Vivimos ya en la era digital?

Por supuesto, vivimos en la era digital. Vivimos en un mundo híper conectado. Pero eso no significa nada más que eso. La forma que le demos a esa idea y lo que hagamos con todas las tecnologías de las que disponemos, de nosotros depende. No debemos dar más por sentado, ni aceptar sumisamente lo que venga como si fuese un designio divino.