Chanel Nº5 nació en 1921 de la mano de Gabrielle Chanel convirtiéndose no solo en la primera fragancia creada por la diseñadora de moda, sino también en la primera que rompió los moldes de la perfumería femenina. El resto es historia.
Con la intención de crear un perfume que proporcionase más variedad a las fragancias disponibles para mujeres, acabó redefiniendo la historia de la perfumería con un arome que, a diferencia de lo que era habitual en la época, no se podía asociar a ninguna flor en particular. Al mismo tiempo, continuaba utilizando sus creaciones para imponer un nuevo estilo y redefinir la feminidad. Hasta entonces, las fragancias femeninas se limitaban a la esencia de una sola flor: lirios, violetas o jazmines pasaron a un segundo plano con el diseño de Gabrielle Chanel.
Ernest Beaux diseñó para Chanel Nº5 una composición avanzada que combinaba ingredientes naturales con moléculas sintéticas que eran nuevas en aquel momento y exaltaban los aromas del perfume. Como pionero de su tiempo, y siempre en consonancia con la esencia de la marca de buscar el lujo en la simplicidad, se presentó en un bote de cristal transparente. Esto permitía que el color ámbar de la fragancia se situase como el foco de atención. Combinado con una forma plana, diseñada en formato bolsillo o viaje, y el emblemático logo de la doble C, se situó como el espíritu del minimalismo en la época.
"Quitar siempre, agregar nunca."
Gabrielle Chanel Tweet
Este lema se ha aplicado durante los 100 años de historia del perfume, cuyo diseño apenas se ha visto modificado más allá de pequeños cambios para adaptarse a la estética de todas las épocas. Ha conseguido así mantener su espíritu de modernidad, sin perder el look atemporal que la convierte en icónica. De hecho, el bote de la fragancia es en la actualidad más pequeño que el original y da mayor protagonismo a los caracteres Nº5, que se han asentado como una marca registrada asociada siempre a Chanel.