El Nº5 de Chanel se transforma en joya para su nueva colección Eternal Nº5
Chanel reinterpreta el legado de su fragancia más emblemática con Eternal Nº5, una colección de joyería fina que transforma el icónico número de la suerte de su fundadora en una expresión de oro y diamantes.
A más de un siglo de su creación por Ernest Beaux en 1921, la fragancia Chanel Nº5 se convierte en objeto de interpretación material, transformándose en una serie de piezas que traducen su identidad en términos de diseño, estructura y simbolismo.
La colección Eternal Nº5 anunciada este 2025 retoma una línea iniciada en 2021 con la creación del collar 55.55, una pieza singular que celebró el centenario del perfume a través de un diamante de 55.55 quilates. Aquella pieza, ahora integrada al patrimonio de la maison, marcó un precedente: la posibilidad de convertir un ícono olfativo en una narrativa visual construida con materiales preciosos, es decir, en joyería.
Esta nueva entrega continúa con estos gestos con referencias claras a la identidad visual del N°5 que es ubicuo en la historia de Chanel. Fue el quinto frasco de perfume el elegido por Gabrielle Chanel, las presentaciones de alta costura de la marca solían ser realizadas el quinto día del quinto mes del año, el bolso icónico fue nombrado 2.55. Este número es un código poderoso y simbólico que habla del éxito y la esencia de la mujer Chanel.
Ahora, un collar corto, ajustable también como gargantilla, y una pulsera, se presentan como piezas centrales de Eternal Nº5. Ambas joyas están concebidas en torno al número 5, que se convierte en figura estructural y no meramente decorativa. La inclusión de un diamante central engastado, la articulación de una gota móvil y los bordes biselados que evocan el frasco del perfume, subrayan la atención a los detalles. Además, una segunda serie de piezas en oro amarillo: un brazalete rígido, un anillo y un pendiente único, completan la colección.
Las joyas centrales están hechas en oro blanco, beige y amarillo y adornadas con diamantes redondos. Específicamente, el oro amarillo hace referencia explícita al color de la fragancia, estableciendo un vínculo visual con el contenido del frasco. Además, hay otros pequeños guiños al legado de la marca como el cierre invisible de la pulsera, oculto en el corazón del legendario número 5, el cual imita la apertura del icónico broche del bolso 2.55. La elección de formatos individuales y asimétricos apunta a un tipo de joyería más íntima y discreta, en contraste con la exuberancia que muchas veces se asocia a las colecciones de joyería fina.
Pero más allá del valor material, la propuesta se sitúa en otra tradición interna de Chanel: la de los “Bijoux de Diamants” que Gabrielle Chanel lanzó en 1932. Aquella colección fue pionera al incorporar elementos de diseño gráfico y movimiento en la joyería femenina, alejándola del ornamento estático. Esta nueva interpretación hereda esa perspectiva, pero la actualiza con una mirada más contemporánea: versatilidad de uso, geometría depurada y una paleta de tres oros que aportan matices sin sobrecargar.
Fiel al espíritu de Gabrielle Chanel, este ejercicio de diseño de la marca es una reflexión sobre su propio archivo. En lugar de rupturas, propone desplazamientos: del perfume al objeto, de lo efímero a lo permanente, del símbolo al artefacto. En este sentido, el N°5 no se reinventa, sino que se traslada. Y en ese traslado, confirma su estatus no solo como producto de lujo, sino como símbolo cultural.
