Por Laura García del Río.
“Queremos crear un sueño. Uno que todo el mundo pueda soñar”, dice Bruno Pavlovsky. Para el presidente de la división de moda de CHANEL el lujo -o al menos el que ellos abanderan– no es solo producto, sino emoción. La colección crucero 2024/25, inspirada y presentada en Marsella, materializa esa visión en un cruce de moda, baile, arte y arquitectura.
Dieciséis mil millones de euros. Mientras la moda en general y el lujo en particular viven una crisis de identidad –los pronósticos para el sector no bajan del cinco por ciento en la caída de las ventas–, CHANEL presume de la mejor cifra de facturación de sus 114 años de historia. “No hay secreto ni fórmula mágica. Se trata de crear emociones”, asegura Bruno Pavlovsky, presidente de la división de moda de la firma francesa, sentado en la repisa del balcón de unos de los apartamentos que los inquilinos de la Cité Radieuse han dejado a disposición de la enseña, horas antes del desfile que tomará la azotea para presentar la colección Crucero 2024/25. “El producto importa, sin duda, pero es el segundo paso. Antes está la conexión con el cliente”.
Al margen de la guerra de precios y el acercamiento a la realidad sartorial de la calle que parece regir las propuestas de las pasarelas, para la Maison la respuesta hoy está más en el fondo que en la forma. “El storytelling es clave. La gente quiere formar parte de algo único, auténtico”. La relevancia –a la que, asegura Pavlovsky, siguen diligentemente las ventas– difiere de la estrategia popular: mientras los demás se enfocan en crear el bolso que Kim Kardashian quiera colgarse del brazo y los zapatos que consigan agenciarse su propio hashtag en TikTok –es decir, viralidad e inmediatez–, en CHANEL buscan otro tipo de notoriedad. Una que no se desinfle a la primera de cambio ni se diluya en la siguiente microtendencia.
“Siempre ha sido así”. Coco estableció la base. Empezando por unos códigos estéticos que han trascendido el tiránico vaivén de las tendencias. Y siguiendo por una visión de la moda que iba más allá de los trapos, buscando siempre una conexión con el arte. Dos premisas de la casa inamovibles, apuntala Pavlovsky. Como a Gabrielle, al francés, que lleva más de tres décadas al frente de CHANEL y en julio de 2022 sucedió a Ralph Toledano como presidente de la Fédération de la Haute Couture, le interesa cuando la moda interactúa con el diseño, la música, el baile.
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