En la galería Brazil Modernist, la vanguardia brasileña se encuentra con la curaduría parisina en un espacio de intercambio cultural.
Por Marta Martínez
Siete años atrás, en un bar de París, un encuentro fortuito de dos universitarios marcó el destino de Vladimir Matis y Caroliny Pereira, que hoy dirigen Brazil Modernist, la galería parisina que busca tender puentes entre el legado modernista brasileño y el arte contemporáneo.
Vladimir, con un trasfondo en planificación urbana, había quedado fascinado por el movimiento de la ‘Semana de 22’, un momento de creación colectiva que marcó la historia del diseño internacional, imaginando formas innovadoras en relación con los materiales específicos del territorio brasileño.
Por su parte, Caroliny, inicialmente formada como bailarina de ballet clásico y contemporáneo, estaba sumergida en su tesis doctoral sobre Teoría del Arte. Como artista plástica y creadora de tapices, fue en sus estudios sobre el mercado del arte cuando la idea de dar visibilidad a diseñadores y artistas de su tierra natal empezó a tomar forma, entrelazando lo personal y lo profesional en un proyecto que daría vida a su galería hace cinco años.
t«La conexión con Brasil me pareció natural», explica Vladimir, con una mezcla de nostalgia y determinación. «Allí tienen una forma peculiar de reinterpretar el modernismo europeo, integrando su esencia tropical». Esta perspectiva se refleja en la cuidadosa selección de obras: piezas de mobiliario, cerámicas y textiles de reconocidos creadores del siglo pasado, como Tenreiro, Zalszupin o Bo Bardi, dialogan con estructuras e instalaciones de artistas brasileños emergentes.
Hoy, en su hogar en París, la cotidianidad se entrelaza con la labor creativa. La búsqueda de obras en Brasil es un ritual para Caroliny, mientras él se dedica a hacer que esas piezas lleguen a sus nuevos dueños. «Queremos ofrecer algo nuevo que mezcle lo contemporáneo con lo clásico».
La búsqueda de un nuevo local en París está en marcha. Desde su primera ubicación en el Flea Market, aspiran a establecerse en la zona más emblemática de exposiciones. «Hoy visitamos un nuevo espacio», comparte con evidente emoción. Tras nuestra conversación, planea reunirse con Caroliny, quien está finalizando unos detalles logísticos, para recorrer lo que podría ser su futura galería.
¿Es así como repartís el trabajo?
Al principio, no teníamos límites en cuanto a nuestras funciones, pero ahora ella se ocupa más de las cuestiones relacionadas con Brasil, como buscar fotos y traer las piezas de allí a Francia. Y yo me dedico más al proceso de venta y posventa, gestionando la logística y el envío de las piezas a casa del cliente.
PULSA AQUÍ para acceder al artículo completo
