BLANCA PADILLA: MODELO A SEGUIR
Por Carlos Megía
Defiende que la concienciación y el boca a boca son herramientas fundamentales para el cambio y ella es el mejor ejemplo de ello. Blanca Padilla (Madrid, 1995), una de las top models españolas más internacionales de siempre, como lo demuestra su participación en desfiles de Chanel, Versace, Valentino o Victoria’s Secret, ha decidido poner su potente altavoz mediático al servicio de la sostenibilidad y el cuidado medioambiental. Un compromiso que despliega tanto en su vida profesional como en la personal, uniendo su imagen a firmas que respetan su conciencia y dotando de grandes dosis de reflexión sus opciones de consumo. Porque por lejano o difícil que parezca la transformación, cada pequeño gesto cuenta. “Es poderoso lo que reclamamos desde casa, lo que consumamos y compremos en el día a día. Las marcas no quieren producir para no vender, quieren asegurarse de que sus productos se adapten a tus necesidades y deseos. Hagamos que esos deseos sean más conscientes y responsables con el medioambiente”, asegura la madrileña, que acompaña sus palabras de acciones como la de unir su pasión por la conducción con Polestar, la marca automovilística premium que lidera el cambio de toda la industria hacia una movilidad eléctrica funcional, minimalista y, sobre todo, sostenible.
¿Cómo nació tu relación con Polestar y cuál fue tu reacción cuando descubriste los vehículos y leitmotiv de la marca?
Mi relación nació durante mi larga búsqueda en España de un vehículo que representase seguridad, confort, lujo y sostenibilidad, todo en uno. No es fácil encontrar esto en el mercado, y creo que Polestar ha conseguido representar estos cuatro conceptos de una forma muy consolidada. Además, sus productos están en continuo desarrollo, y la innovación y el diseño se sitúan entre sus principales objetivos. Esto me asegura que seguirán apostando por formas de producción, materiales, técnicas más sostenibles, y que el progreso está garantizado. Mi primera reacción fue curiosa: las dimensiones del vehículo me impresionaron y, además, era mi primera vez conduciendo un eléctrico. Pero tiene un funcionamiento intuitivo que solo te facilita las cosas, por lo que me adapté muy rápido. Y gracias a sus avanzadas cámaras y a su pantalla táctil interior, tanto la movilidad como el aparcamiento se convirtieron en algo sencillo a pesar de la sorpresa de mi primera impresión. Sí, me hice a él muy rápido.
Más allá de su compromiso con la movilidad eléctrica y sostenible, ¿qué te ha sorprendido sobre el coche?
Para mí es muy importante la seguridad que sientes al conducirlo, esa garantía de protección frente a otras marcas por su robustez, sistemas de seguridad integrados, estabilidad, carrocería… es otra de las características que más aprecio. Conduzco el Polestar 2 y desde el diseño, hasta la seguridad que menciono, pasando por su potencia, son peculiaridades de Polestar que disfruto mucho.
¿Podrías contarnos cuál es el viaje más memorable que has hecho con tu Polestar?
Fuimos a la zona de Biarritz, en Francia, y fue una maravilla de viaje, ya que lo hicimos con amigos y aprovechamos las pausas de carga para hacer una comida tranquila y ver pueblos. Aunque tuvimos que parar varias veces, fue sencillo organizar el viaje gracias al sistema integrado que tiene el Polestar para indicarte los puntos de carga en el mapa cuando marcas tu destino, así como con cuánta batería llegarás a cada parada, qué potencia tiene cada cargador e incluso cuánto tiempo tendrás que cargar en cada uno de esos lugares. Así puedes organizar tu viaje y calcular tiempos.
¿Y por qué crees que a los conductores españoles nos sigue costando tanto apostar por coches eléctricos? ¿Es un tema de mentalidad, de información…?
Es un poco todo. Por un lado, falta mucha información, pero la infraestructura va mejorando conforme va pasando el tiempo. Que haya más cargadores potentes y que los coches ofrezcan una mayor autonomía –que ya está ocurriendo–, también es clave a la hora de que el público muestre más interés y lo vean adecuado para sus vidas.
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Carlos Megía Sánchez
