Marrakech, cuyo significado es Tierra de dios, es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos junto con Mequinez, Fez y Rabat.
El color rojo es el predominante de esta tierra y es que, según una leyenda, tras la construcción de la Koutobia la ciudad empezó a sangrar de tal forma que tiñó la ciudad entera de rojo, incluyendo las casas tan características que conocemos hoy.
El hotel Beldi es uno de los hoteles más especiales y se encuentra a tan solo 10 minutos del centro de Marrakech, está rodeado de varias hectáreas de jardines y árboles que proporcionan una sombra de lo más característica. Sus casas de adobe y riads completan el paisaje del que te enamorarás nada más verlo.
En total el hotel tiene unas 38 suites, cada una de ellas decoradas de una manera distinta y característica de la zona. Dentro del complejo a lo largo de las 15 hectáreas, los huéspedes pueden pasear por los jardines y descubrir el «douar», un pueblo típico marroquí con caminos estrechos sombreados gracias a los árboles que acompañan el sendero. Además es posible visitar el zoco con productos de la zona, degustar la comida tradicional en el restaurante, disfrutar de una piscina de estilo marroquí rodeada de naranjos y descubrir el arte con el taller de soplado de vidrio.
La naturaleza es el elemento importante que completa este complejo, es un espacio que permite evadirte y dejar volar la imaginación.
Beldi es una expresión árabe que significa «el que es de aquí». Una expresión que envuelve la misión de este hotel, dar reconocimiento a su artesanos y diseñadores, aportando calidad sin olvidar el respeto por el entorno.
En Beldi todo es casero, desde las mesas y sillas a los alimentos que se ofrecen en la comida.
Esta finca es más que un hotel, es un estilo de vida que demuestra que la naturaleza es la prioridad. El agua es una parte muy importante también, desde los canales de riego a estanques.
Una de las primeras estancias que se ven nada más entrar es el invernadero, constituido por vegetación tropical y que saludan a los huéspedes inundando todos sus sentidos. Es una manera de mostrar los distintos tipos de plantas que existen en la región sin necesidad de salir a buscarlas.
Marruecos es un país lleno de tradiciones, rico en conocimientos ancestrales, se ven reflejado en las 15 hectáreas que posee en total la finca en la que se encuentra el hotel.
La historia de una tradición
El propósito de un douar marroquí para los artesanos es compartir sus oficios, en el zoco de Beldi se puede disfrutar de las habilidades de estos artesanos y descubrir la magia de las formas artesanales que completan una tradición establecida de la que los marroquíes están más que orgullosos.
Los bordados de manteles, cojines y de la ropa de hogar están hechas a mano por l´Association Ecole et Ateliers de l´Atlas formada por mujeres con el objetivo de financiar las escuelas en Marruecos.
La cerámica es elaborada por siete alfareros que dan forma a diseños originales, disponibles para la compra de los huéspedes, además los niños pueden asistir a las clases de cerámica.
Este hotel nos deja rincones asombrosos, paisajes que solo se pueden apreciar en Marrakech, vegetación tropical de origen y la utilización del agua como vínculo con la naturaleza y como fuente de vida.
La tradición consigue llenar cada rincón de esta finca, cada elemento de arquitectura y de diseño. Esto convierte a Beldi en algo más que en un hotel. Es un estilo de vida.